sábado, 14 de julio de 2012

Nafarroa dentro de Euzkadi



Nafarroa, anai zaharra. Y es cierto el tronco ancestral navarro pero también conviene relativizar su plenitud actual de cara al futuro político de este nuestro país. Sin desmerecer el recuerdo de los vascos de ayer, es básico acordarse de un ilustre navarro: Don Manuel de Irujo, quien en su decálogo afirmó que era vasco y navarro, que es lo mismo que decir doblemente vasco. Y es que nuestro pasado como reino navarro en una buena parte de la historia es una de las partes en las que ha basculado como eje, siendo el siguiente eje de aglutinamiento de la mayoría de voluntades vascas el denominado Señorío de Bizcaya. Y eso ha acabado derivando en que en estos dos últimos siglos el motor de desarrollo de la nación vasca haya sido la sabiniana Euzkadi. Porque su actitud pasada ha propiciado las potencialidades que tenemos hoy cara al mañana, y es que la forma más plausible de reunificación nacional vasca pasa por reconocer el pecado original navarro y el liderazgo político, económico y social de la actual Comunidad autónoma vasca, denominada en euskera “Euskal Herria”.
Al producirse la ley abolitoria de los fueros de 25 de octubre de 1839, de aplicabilidad para los 4 territorios forales, se afirmaba aquello tan genérico de modificación y adaptación a la unidad constitucional de la monarquía, es decir, una ley, una hacienda, una administración, una justicia y un sólo ejército. Lo cual, en la práctica, abolía los fueros. Los vascos lo sabían. Por más que Espartero dijera que su espada sería la primera en ser desenvainada si le pasaban algo a los fueros. Se tendría que haber suicidado de haber seguido tal razonamiento, pues dicha ley es suya. Pero los navarros se achantaron. Y diciendo que todas las opiniones políticas estaban en su contra, decidieron dejar de lado la delegación común de los 4 territorios y negociar por su cuenta. Ellos dicen que libremente, y por eso la llaman Ley “Paccionada”. Pero si era bajo la coacción de una ley abolitoria y la premura del gobierno de Madrid de entonces, el acuerdo no es pacto, porque no esta basado en dos partes que encuentran un punto común de manera libre y dialogada. Las 3 diputaciones forales que quedaron lo fueron de facto e interinamente, aunque el pase foral fuera eliminado precisamente en 1841, diciendo que desde ese momento no era legítimo, es decir, certificando que hasta ese día había existido y era completamente legítimo. Actuaron como si la foralidad se mantuviera intacta. Hasta que en 1876, tras la nueva derrota carlista, Cánovas del Castillo, el que dijo que Español era quien no pudo ser otra cosa, abolió definitivamente los fueros, acordando un Concierto Económico a semejanza del convenio pactado con Nafarroa en 1841. Castelar afirmó que algo grande se moría ese día, los fueros vascos.
Mucho se ha dicho aquella frase de quien es el que perdió Nafarroa. Y se parece mucho al “Who lost China?” de las elecciones presidenciales de 1952 en Estados Unidos. Y es que el origen de la historia parte de esa deserción navarra de 1839. Y, claro, de aquella intervención de los requetés, manipulados y dirigidos en contra de la república como si fueran unos mihuras, pero que a la vuelta de la “victoria”, fueron traicionados y arrinconados por un franquismo triunfante, poniendo en la tesitura de que muchos ex combatientes requetés se pasaron al bando antifranquista, protagonizando huelgas en Iruñea, así se entiende luego sucesos como los de Montejurra de 1976. La cosa es que llegando a la transición la comunidad vasca quería recuperar la autonomía. Por cierto, algo muy típico de las cortes españolas, en aquellas cortes republicanas, bajo los artículos 15 y 16, era la de dar validez a los textos estatutarios, si es que se adaptaban a los preceptos constitucionales. No era su cometido revisar los artículos de los estatutos, por eso cuando se aprobó el estatuto vasco ya a primeros de octubre de 1936, tenía 14 artículos, cuando el que se plebiscitó en 1933 y que era el referente sobre el que se basaba tenía 41 artículos. Aún así las circunstancias sucedidas dieron plena autonomía a aquella Euzkadi, cuyo escudo incluía Nafarroa. Pues jamás dijeron que no al estatuto “vasco-navarro”. Pero otros hicieron que saliera eso: una negativa. Por un lado los de la derecha tradicionalista navarra (y alavesa también) y los republicanos, como los 4 alcaldes de las capitales vascas, que se negaron a liderar el proceso del estatuto vasco.
La actual estructura basada en la constitución española de 1978 (aprobada por un raquítico 33% del censo de los 3 territorios occidentales) incluye elementos interesantes y a valorar como son la disposición derogatoria segunda, la disposición adicional primera, la disposición transitoria cuarta, el artículo 2, que denomina nacionalidad a la realidad vasca, por lo que, en teoría, y en base al artículo 151.2, las cortes generales tienen la posibilidad de tramitar estatutos como el vasco en lectura única, en vez de como cualquier ley orgánica. Nafarroa no es una nacionalidad, por cierto, porque el estatuto vasco es de 1979 y, al ser el primero, tiene preeminencia sobre los demás. Y como Nafarroa se dotó de su “estatuto” en 1982, de aquella manera, y dado que era parte de la nacionalidad vasca, si así lo decidía, no podía ser, ni puede, una nacionalidad aparte. De ahí que afirme, sin rubor, que sólo puede alcanzar su plenitud foral dentro de una entidad común con sus hermanas occidentales, subsanando el error que cometieron sus representantes entre 1839 y 1841, cuando se desligaron voluntariamente del conjunto común de los 4 territorios vascos.
El futuro común pasaría por una reforma tanto del estatuto vasco como del amejoramiento del fuero, en base a la foralidad plena, la restauración foral para los 4 territorios, esto es, pase foral y derecho de sobrecarta incluido, y es que los mecanismos legales están establecidos para cuando se puedan poner en marcha. Y todo con base verdaderamente pactada y democrática. ¿Porqué? Porque el mecanismo dimanado de la disposición transitoria cuarta deja la última palabra en el parlamento foral navarro y en la sociedad navarra en base a una consulta democrática, un referéndum en este caso. Y la reforma del estatuto vasco, en base al artículo 46, requiere de ratificación por referéndum. Es decir, hablamos de un nuevo texto, foral, por tanto constitucional vasco, aunque no se llamara tal. A negociar entre bizkainos, alaveses, gipuzkoanos y navarros. Con la salvaguarda de que los navarros tendrían una especie de derecho de veto en dicha negociación, dado lo singular de la situación. Eso si, sería la oportunidad de recuperar, por ejemplo, las merindades, de mantener su parlamento foral y hacienda foral, como diputación foral, a semejanza de sus hermanas, además de las instituciones comunes. Y es que en la segunda república, en el estatuto de 1931 se contemplaba una asamblea común con 20 parlamentarios por cada territorio. Lo mismo que se propuso para el primer parlamento vasco electo. Ahora serían 25 por territorio.
Es posible afirmar que sin el esfuerzo vasco la foralidad navarra, a día de hoy más concesión que asentada, dado lo erosionado de no haber derogado la ley 1839 para el caso navarro ni la ley 1841, mal llamada paccionada, tal vez no existiría. O si, cualquiera sabe, es algo que nunca sabremos. Lo que si sabemos es que aquella negociación que mantuvo la parte vasca posibilitó la apertura de la foralidad como fórmula de futuro, con base en los nuevos estatutos (pues Fuero y Estatuto, en esencia, en nuestro caso, es un sinónimo), dotando de aquello que la mayoría social vasca se reconoce a sí misma como tal, es decir, como una nación o nacionalidad con derechos históricos, reconocidos y amparados como pretéritos y preexistentes a sí misma por la vigente constitución española de 1978. No hay mecanismo posible de integración de la actual comunidad autónoma vasca en navarra, y más con el riesgo de perder su foralidad en el camino; pero si existe el camino de integración de Nafarroa en Euzkadi (hego Euzkadi en realidad), y constituir un ente común, integrado, coherente, foral, integralmente foral, una apuesta de futuro posible, y esperemos que deseable por la mayoría social de dichos 4 territorios. La solución de futuro: Nafarroa dentro de Euzkadi.

No hay comentarios:

Publicar un comentario