viernes, 29 de abril de 2011

Urnieta, Getxo y Parte Hartuz


Conocí Urnieta hace unos 10 años, en un campamento de Gaztetasuna, club de tiempo libre de Algorta, junto a la Iglesia del Redentor. Ya tenía la "mala" costumbre de buscar la prensa allá donde iba, con lo cual me enteré, entre otras cosas, del affaire Urnietatel, una empresa de telecomunicaciones que, al final, tuvo que ser absorbida por Euskaltel. Y el tema de la incineradora también tuvo su influencia. Posteriormente conocí a una buena amiga de mi actual partido que es de allí. Y llegamos al momento en el que comienza la historia que os quiero relatar. Un día de verano de 2006, estando en un máster sobre Democracia Participativa, casi al final, se hicieron unas jornadas participativas, partidas en dos fines de semana. El primero fue en Zorrozaurre. Se trataba de debatir temas en los que la participación hubiera jugado algún papel (recuerdo que se habló de la planta de Lantarón, del tema de Itoiz...) y allí había un buen hombre de Urnieta, con el que congracié desde el primer momento. Y estuvimos todo el día comentando nuestras cosas, el las suyas de Urnieta, y yo las mías de Sopelana y Getxo. Le comenté que había habido un problema en Sopelana con unas OTAs y que se iban a constituir los vecinos en partido político, por así decirlo. Irían con los verdes. Y este buen hombre, con toda sensatez, me rebatió que hacían muy mal. Porque una cosa es el tejido asociativo, y hasta reivindicativo local, y otra las formaciones políticas y las elecciones. Porque las asociaciones están para otra cosa, y su máxima aspiración debe ser fomentar la participación, el debate, mantener a la gente activa y conectada, en definitiva, hacer que los agentes políticos y la ciudadanía en general mantuvieran presente los argumentos propios, socializando las actividades, pero jamás participando de las elecciones porque eso sería mortal para el movimiento ciudadano. Convencido me fui a casa ese día, bajo la lógica aplastante de mi interlocutor.