Ha pasado el bicentenario de esos hechos tan recordados de esa denominada guerra de la independencia, contra el infiel francés, ese que pretendía traer una nueva forma de gobierno, que “triunfó” en un territorio en el que poco menos de un tercio de la población del estado hablaba francés, antes de la revolución francesa iniciada en 1789, y que, aunque terminó en “victoria” para las armas hispano-británicas (más británicas que hispanas), quien ganó, ideológicamente, fue el francés, como se ha visto dos siglos después. Los sitios de Zaragoza son interesantes pues pueden compararse con el de Stalingrado. Solo que, a diferencia del ejemplo soviético, en el caso aragonés fue por la decisión de un sólo hombre: José Palafox.Bilbon (Bizkaia) 1982an jaioa, Getxon bizi, Euskal Herriko Unibertsitatean Administrazio eta Politika Zientzietan lizentziatua dago. Zenbait historia eta politika eakundeetako parte - hartzaile aktiboa da
viernes, 23 de marzo de 2012
Los sitios de Zaragoza
Ha pasado el bicentenario de esos hechos tan recordados de esa denominada guerra de la independencia, contra el infiel francés, ese que pretendía traer una nueva forma de gobierno, que “triunfó” en un territorio en el que poco menos de un tercio de la población del estado hablaba francés, antes de la revolución francesa iniciada en 1789, y que, aunque terminó en “victoria” para las armas hispano-británicas (más británicas que hispanas), quien ganó, ideológicamente, fue el francés, como se ha visto dos siglos después. Los sitios de Zaragoza son interesantes pues pueden compararse con el de Stalingrado. Solo que, a diferencia del ejemplo soviético, en el caso aragonés fue por la decisión de un sólo hombre: José Palafox.
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