viernes, 6 de abril de 2012

¿Gobierno nacionalista o Gobierno nacional?


Euzkadi ha debatido mucho, las más de las veces por iniciativa exógena, sobre quien éra nacionalista y quien, decían, no lo era. Todo lo más, entre diferentes clases de nacionalistas, los unos de este lado, los otros de aquél. Y, como dicen acertadamente por ahí, en una guerra no tan lejana el supuesto bando nacional era el integrado por la legión y los moros, las unidades del ejército y la aviación de Hitler y Mussolini … todo un dechado de pureza de la raza. Pero todo eso se orilla, como en todo caso, para purificar lo que de verdad les importa, que es el relato y la memoria, como se cuentan las cosas y de que manera se transmiten los hechos.


A 20 años de los sucesos veamos dos ejemplos prácticos. Un gobierno nacionalista sería el que Stalin dirigió, también en 1948, desmantelando empresas de la, en poco tiempo después constituida como República Democrática Alemana (DDR, que traducían los rusos, dicen, por “Dabai Dabai, Rabotai”). Como Alemania era incapaz de hacer frente a los pagos de los costes de la deuda producida por la guerra, los rusos arramplaron con todo el tejido industrial que pudieron, trasladando fábricas enteras, desmantelándolas desde la raíz y trasladándolas a territorio soviético. Y a lo de los 20 años me refiero a que es lo que, al parecer, hizo, en algunos casos, Felipe González y su gobierno, de la zona de Donostialdea a principios de los años 90. Esta es una política nacionalista. Buscar el aplauso o el voto en vez del desarrollo y la prosperidad.

En el sentido contrario, una política nacional, están las llamadas vacaciones fiscales. No soy economista, pero estoy plénamente convencido de que Jon Imanol Azua como Jose Antonio Ardanza hicieron lo que hicieron para mantener y potenciar el tejido industrial y económico de nuestro país, no sólo haciendo inventario de los cascotes sino construyendo ladrillos nuevos. Porque el Gobierno Vasco, entre 1979 y 2009, con cualquiera de los 3 lehendakaris que hemos tenido, el carácter ha sido la de engendrar y procrear políticas de ámbito nacional vasco, por su realidad, y respondiendo ante esta y procurando, por ende, y mejor futuro para vascas y vascos. Aparte de que hay casos en el mundo en el que se han logrado independencias, si, pero la independencia económica aún ha costado muchos más años en alcanzarse.

Otro ejemplo se haya en la propia expo de Sevilla de 1992. Y es que el pabellón vasco iba a ser desmontable. La crisis de entonces era una realidad evidente, y ante ella la aportación vasca iba a ser reutilizable, y trasladable. En apariencia pudiera pensarse que es el mismo caso que el de las políticas nacionalistas, pero no, para nada. Era ir allí, contribuir al proyecto, que saliera bien, y repatriar los beneficios, incluyendo su continente. Es decir, teniendo en cuenta que los beneficios, sobre todo, han de afectar y beneficiar, en la medida de lo posible, a vascas y vascos. ¿Cual fue el problema? Pues que por plazos, el tramo final de ensamblaje de la construcción se hizo con un equipo, digamos sin tratar de estigmatizar a nadie, por no vascos, bajo planos remitidos. Para cuando los responsables del pabellón y sus instalaciones llegaron a Sevilla sus juntas habían sido soldadas, siendo imposible hacer otra cosa que dejar aquello donde estaba al finalizar la expo. Aún así, se puede decir claramente que esta era una política nacional, símbolo de otras, desarrollada por el Gobierno Vasco de entonces.

El Gobierno nacionalista hará políticas espectaculares, con gran carga de humo, buscando el aplauso fácil, el titular, la foto, pero más allá de la rueda de prensa del día siguiente existe un país que vive mucho más allá de la ambición marcada por elecciones. El país, sus ciudadanos, exigen … o deberían, representantes que buscaran líneas maestras que encarrilaran el futuro del país, en lo que en algún momento todavía se distinguía entre la estrategia y la táctica. El Gobierno nacionalista se centrará en la táctica, el Gobierno nacional en la estrategia. Porque no sólo hay que pensar en las siguientes elecciones, sino en la próxima generación. En la patria de los que han de venir. Como hizo el entonces futuro Lehendakari Leizaola preservando de la dinamita la Industria de margen izquierda, porque los vascos del entonces mañana iban a seguir necesitando para sobrevivir, prosperar y vivir.

20 años han pasado ya en 2012 de cuando aquél ministro español socialista dijera aquello de que la mejor política industrial es la que no existe. Dejando de lado que no hubieran existido si la dinamita se hubiera abierto camino en 1937, la negativa vasca al ministro ha sido fundamental a la hora de hacer más resitente y diversificada la economía vasca, respondiendo a un esquema nacional llevado a cabo por un Gobierno nacional. Un gobierno de la nación vasca. Nuestro gobierno. Aquél que en 2008 fue el primero en reconocer la crisis y proponer un acuerdo interinstitucional para la reactivación de la economía, impulsado por Gobierno Vasco y las Diputaciones de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, y que sólo el revanchismo de los que no son capaces ni de hacer un programa de gobierno eliminaron del mapa.

El futuro nos pertenece es el título del segundo libro del Lehendakari Ibarretxe, y es así. El nos lega la fórmula I+D+I+K. Investiación, Desarrollo e Investigación + Kultura. Porque la Kultura propia es aquello que es el agregado, el componente que cada cual pone, e integra en su visión de país, ya sea de una manera consciente o inconsciente, y lo que distingue a uno de otro sistema radicado en Singapur, en Noruega o en Uruguay. Muchos han querido traducir la I+D como Ingresar Dinero, e I+D+I como Ingresar Dinero Inmediatamente, siendo su destino otro, y con razón aquellos que abrieron la puerta al ladrillazo en nuestra nación vecina por el sur, España, tengan que ver con preocupación aquello de un posible cambio de modelo productivo, expresión ya utilizada por un ex presidente del Gobierno, nacionalista, de España. Por mucho que hablara de cosas bonitas, en el Congreso, acabó confesando que España era una realidad nacional, según el, hace más de 5 siglos. Por tanto, la historia cuenta para algo, la memoria, el relato. Quien cuente y cómo vuelve a ser clave.

La clave por tanto, como lo ha sido siempre, es empezar por la “batalla” de los nombres, de la terminología, de cómo se llaman las cosas. Es la base sobre como se construyen las realidades. Y como ejemplo baste citar a Orwell y su Minimor, Miniver o Minipax, es decir, los Ministerios del Amor, de la Verdad o de la Paz, en su novela 1984, que, por supuesto, no se dedicaban a lo que tan loables nombres querían o pretendían referir. Por ello lograr que lo obvio tenga su nombre es sustancial, fundamental, y clave. Porque el ámbito vasco de decisión va más allá de lo que algunos tienen como visión reduccionista del término nacionalista, porque en realidad, el PNV aspira a completar un Gobierno nacional, el Gobierno de la nación vasca. De ahí que el último lema del Gobierno Vasco sea “Un país en marcha”, avanzando sobre la base de una forma de ser y sentirse vasca y vaso apegada al terreno y con vocación de europeidad y universalidad, afrontando los retos de frente y con claridad de ideas. Es decir, que responde a una visión de país, integradora, coherente y realista.

La patria de las y los vascos merece un gobierno que responsa a sus necesidades, las de la mayoría social, las de todas y todos, que busque no gestionar las rentas, sino afrontar los retos, que sea capaz de trabajar por proyectos, salgan o no en portada del periódico del día siguiente o sean o no entrada del siguiente Teleberri. Y eso tiene impacto no sólo en término de indicadores macro o micro económicos tradicionales, como el PIB o la renta per cápita, sino también en otros índices de interés social como el IDH, el índice de desarrollo humano, desarrollado por el PNUD, en los que Euzkadi alcanzó en 2008 la tercera posición, o el aún, parece ser, inexplorado íncide de gini, sobre distribución de la renta entre las capas sociales de la comunidad de la que se trate. Un ámbito integrador que ya fue promulgado por el Gobierno Vasco de Ardanza en 1988 con aquél plan integral contra la pobreza, pionero en todas las instituciones del estado. Es otro ejemplo de lo que se quería poner de relieve. Y es que el Gobierno de Patxi López es un Gobierno nacionalista, el bipartito compuesto por PSE y PP. El próximo Gobierno, como los anteriores de los Lehendakaris Garaikoetxea, Ardanza o Ibarretxe, será un Gobierno nacional. Porque Euzkadi es una nación, y se merece el mejor de los gobiernos posibles. Y lo tendrá. Un Gobierno liderado por EAJ / PNV.

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