miércoles, 4 de abril de 2012

1917: misma lucha, otra época


Al echar la vista atrás vemos la senda que no se ha de volver a pisar. En eso tenía razón el poeta. Y ¿porque no conocemos lo que a continuación se procurará recordar? Porque algunos desprecian lo que ignoran. Y es que en un momento en el que la izquierda abertzale ni estaba ni se le esperaba también ocurrían cosas en este nuestro país. Parafraseando a Walter Martinez, productor y presentador del programa “Dossier”, los que son cristianos, al oír de holocaustos o de cosas similares recuerdan cuando los emperadores romanos se entretenían alimentando a los tigres y leones en el circo con mansos cristianos, pero, dice el, que no se le ha pasado la factura a nadie. Pues eso, todo tiene su historia, aunque la factura no se haya remitido. Ni se remitirá. Pero merece la pena conocerse a uno mismo, de donde viene.


1917 fue el punto culminante del nacionalismo vasco de aquella época. La progresión del nacionalismo vasco seguía su avanza. Ya habían pasado 15 años desde que a Sabino lo adscribieran como diputado bizkaitarra, y en ese 1917 la renombrada Comunión el año anterior, logró la alcaldía de Bilbao (lo de la mayoría absoluta no es invento actual) y la Diputación de Bizkaia, con Ramón de la Sota Aburto. Ese mismo año se tuvo presencia en un congreso europeo celebrado en Laussana, Suiza. A la creación del BBB en 1895 se había unido la del GBB en 1907, el NBB en 1911 y el ABB en ese mismo año. El IBB tendría que esperar al año 2000. La cosa iba cobrando forma, con estructura, y con fuerza y pujanza electoral, ya a nivel de Bizkaia.

¿Porqué dije lo de la factura? Pues porque el comienzo del nacionalismo vasco del PNV no fue fácil precísamente. A los militantes del PNV les tachaban de separatistas, tomándose esto como agravante en todas las causas, siendo sus medios escritos atacados, sus sedes sociales atacadas por “desconocidos” y “descontrolados” y, esos militantes, agredidos por las calles. No fue un comienzo demasiado agradable, al menos por ese lado, siendo perseguidos y linchados, sobre todo en la primera década del siglo XX, tras la muerte del fundador, tratando de liquidar un proyecto que, básicamente, daba cauce a una realidad objetiva, pero subyacente, latente en una sociedad marcada por la tragedia vivida muchas veces, demasiadas, a lo largo del siglo XIX. La semilla había caído en tierra fértil. Por eso fructificó.

En 1918 hubo elecciones de esas que hoy se llaman generales, y el mismo Ramón de la Sota, Diputado General de Bizkaia, le quitó a Gregorio Balparda el escaño por la circunscripción de Balmaseda. El partido sacó 5 de los 6 escaños en juego en Bizkaia. Todo un éxito. Ese mismo 1918, a impulso de De la Sota y del partido, se había puesto en marcha Euskaltzaindia, en la misma Bilbao que el partido dominaba. Poder para transformar la sociedad, y llevar a cabo el programa. Tal es así, que una vez más, como al final de la década anterior, el partido intentó buscar un estatuto de autonomía, esta vez con más posibilidades, y al que se adhirieron las diputaciones de Araba y Gipuzkoa. En el caso de Bilbao, un tal Indalecio Prieto, concejal desde ese mismo 1917, se unió a los monárquicos para quitarle al partido la alcaldía de Bilbao. En la diputación, al finalizar el mandato de De la Sota, Balparda, después de lo sucedido el año anterior, unió a todas las derechas para desalojar al nacionalismo de la dirección de la diputación.

1917 es un año en el que se estaba en la encrucijada en la Gran Guerra, Primera Guerra Mundial más adelante, el año en el que Rusia sale (o la sacan) de la guerra, y los Estados Unidos entran (o lo meten) a dicha conflagración mundial, interesante, pero que no viene al caso salvo que para decir que la neutralidad “española” era esencialmente aprobetxategi, pues suministraba armas a ambos bandos a la vez. Eso, unido a la inactividad en la guerra franco – prusiana, empezada en “España”, dado que la chispa fue el rumor de que un Hohenzollern iba a ocupar el trono del estado ibérico... contribuyó a que muchos estados europeos democráticos tuvieran gran pereza a la hora de ayudar, más adelante, a la república española. Pero, a lo que íbamos, y es que en ese escenario la violencia estaba a la orden del día. El pistolerismo era una realidad cotidiana, por ejemplo en Barcelona (una película lo ejemplifica a la perfección), tanto por lado patronal, como por lado obrero. Ahí está la alusión al magnicidio contra Maura en cortes de Pablo Iglesias, diciendo que actuarían en la legalidad mientras les fuera favorable. Veamos algunas frases:

Los socialistas estarán en la legalidad mientras la legalidad les permita adquirir lo que necesitan; fuera de la legalidad cuando ella no les permita realizar sus aspiraciones.

Y una más concreta, que es la aludida en primer lugar, también de aquella época. Y es que después de la misma, a las dos semanas, un desconocido o descontrolado cometió un intento de magnicidio contra Maura …

Tal ha sido la indignación producida por la política del gobierno presidido por el Sr. Maura, que los elementos proletarios, nosotros de quien se dice que no estimamos los intereses de nuestro país, amándolo de veras, sintiendo las desdichas de todos, hemos llegado al extremo de considerar que antes que su señoría suba al poder debemos llegar al atentado personal.

En el caso del partido, dado este marco en el que era visto como el enemigo por parte de las fuerzas del estado, por su política regeneracionista, nacionalista y con visión nacional vasca, desde un primer punto, desde lo posible y hacia un futuro comprometido con unos principios y con un legado del pasado, las juventudes, acusaron a la dirección del rumbo que llevaban en 1919 y fueron expulsadas. En 1921 se funda (o refunda, por el nombre) el PNV, existiendo durante los siguientes 9 años CNV y PNV. En 1923 el PNV fue ilegalizado, y CNV enviada a la clandestinidad, basando sus actividades en mendigozales y bailes “regionales”, es decir, actividades sociales, pero nunca, para nada, política. No como, por otro lado, Largo Caballero, que fue miembro del gobierno de la dictadura de Primo de Rivera, y que para 1929-30 se fueron separando, dado que veían que aquello no iba a poder durar. En ese contexto es donde se confluye al pacto de San Sebastián, donde el PNV no está porque está reunificándose, y en eso gastan todos sus esfuerzos, entre otros, el futuro Lehendakari Aguirre (proveniente, por cierto, de Comunión).

Probablemente el Rey (por estos pagos sólo Señor de Bizkaia) Alfonso XIII pensó en esa máxima de que aquello que se logra con las armas se ha de defender con las armas. Y es que su padre, el futuro Alfonso XII, emitió el 1 de Diciembre de 1874 el denominado Manifiesto de Sandhurst, dado que era estudiante en esa academia militar británica. Cánovas del Castillo quería hacer las cosas de manera ordenada, siguiendo el trámite parlamentario … pero el 29 de Diciembre de ese mismo año 1874 el General Martínez Campos hizo un “pronunciamiento” en Sagunto (dio un golpe de estado), proclamando a Alfonso como Rey, quien no se opuso. Ese pecado de origen se agravó con el intentar tapar los desastres de la guerra de Marruecos, la de África, con una dictadura connivente con la monarquía, que la hizo caer, a semejanza de la italiana y su connivencia con Mussolini. Se crea o no, este es un principio universal, los progresos, de la clase que sean, han de ser democráticamente y mediante el diálogo, el acuerdo y el pacto, y, más ahora, mediante la palabra y el voto. Porque aquello que nace viciado, vive viciado, es decir, lo que se logra con la punta de un fusil, ha de defenderse con ese mismo fusil.

La historia es prolija en eventos y sucedidos. Algunos buscarán seleccionar aquellos datos que más les guste, desechando otros. Pero eso sería parcial, pues la memoria ha de ser completa. Y entre todos hacemos ese relato, pues nadie tiene la verdad absoluta. Y el pasado, nuestro pasado colectivo, es la forma en que hemos llegado al día de hoy. Pero ese pasado no nos condiciona ni mediatiza el presente o el futuro, porque la sociedad vasca es mayorcita, y es capaz de esbozar, proyectar y ejecutar su propio futuro. Eso si, un país que no conoce su pasado, está condenado a repetirlo, dicen. Aunque hay que conocer ese pasado, esencialmente, por la necesidad de conocerse a uno mismo, pues cuanto mayor sea el conocimiento de los que nos antecedieron ayer, de mejor manera nos podremos conocer a nosotros mismos. En 1917 en nacionalismo ya tenía 22 años. Con 117 años, los pasados entre 1895 y 2012, sirva decir que beberemos siempre agua nueva de la fuente vieja, la madurez es absoluta.

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