sábado, 23 de julio de 2011

Getxo del siglo XXI

Getxo es una anteiglesia con tierra, en tierra del país de los vascos, pero también con balcón al golfo de Bizkaia, y, por lo tanto, marinera. Un pueblo con identidad propia y anclado en el ayer y en el hoy, que es el mañana, el del siglo XXI.

El lehendakari Ibarretxe decía que la economía estaba bien (el mismo es economista), pero que a las cosas hay que ponerles cara y ojos. Poner las cosas en escala humana. Y que la innovación suele tener una carencia en su fórmula, y es que suele ponerse I+D+I, pero a esto le falta el +K, de la K de Kultura. Pues como ciudad, sin duda, uno puede fijarse en el modelo de Sigapur, de Hong Kong, de Brunei o de Taipei, pero la clave está en la cultura propia, que es insustituible y sólo nosotros somos los llamados a incluirla en nuestra ecuación de progreso a ese mañana presente hoy en el siglo XXI. Y, por supuesto, que tiene aplicación local.


Primeramente Getxo tiene un importante papel en el cambio de modelo hacia la participación. Más allá del Consejo de Agenda XXI, que viene de suyo derivado de la carta de Aalborg (1994), o del Consejo derivado de la ley del suelo (2008) Getxo cuenta con instrumentos de participación más que interesantes y que lo pone en cabeza de su entorno. Y es que cuenta con elementos estructurales y sectoriales que fomentan la participación, como son los consejos de mujeres o de juventud, la mesa de antenas, la mesa sobre el desarrollo de Andra Mari, la de inundaciones, entre otras. Y yo incluiría en este capítulo las comisiones de fiestas, que gracias al entorno municipal se mantienen participativas, en cada barrio, siendo posible que sean en buena medida autogestionadas (con ayuda financiera municipal) por los propios ciudadanos de los propios barrios.

Getxo, como todos los municipios que se precien, saben que no progresan únicamente con elementos arquitectónicos o artísticos, sino que también se basan en que nadie se quede atrás. Y dentro del complejo modelo vasco, el ayuntamiento, dentro de sus competencias, hace política social (fundamentalmente Diputación) y de empleo (Gobierno Vasco). Y de vivienda, claro. Todo ello para que la integración e interconexión de sus gentes sea posible. Y, por supuesto, espacios de conexión intergeneracional, como son los espacios públicos, intercalando juegos para mayores y para jóvenes o niños, haciendo de Getxo un lugar en el que todas y todos, independientemente de su edad, sexo o condición económica, puedan convivir en paz y libertad.

Gran Bilbao o Uribe Kosta es una dualidad existencial fácilmente superable, teniendo en cuenta que somos cabecera de comarca y que somos cierre, por así decirlo del entorno urbano más importante de Bizkaia y Euskadi. Sólo desde un punto de vista getxoztarra no exclusivista, nacional, por supuesto, pero integrador con respecto al entorno al que influenciamos, pero que a la vez nos influencia, podremos avanzar más sinérgicamente hacia el progreso. Esto es, si tenemos metro es porque somos parte de un entorno urbano de un millón de personas. De ahí que tenga sentido la red de Metro. O que si hemos recibido la terminal de cruceros, Santurtzi ya recibirá algo para “compensar”, y que no todo tiene porqué estar en Getxo, puede situarse en el entorno y ser igualmente beneficioso para el municipio. El progreso ha de ser armónico y en concordancia, sin competencia atroz e insana, con aquellos con los que compartimos un proyecto nacional y cultural, y vital, diría yo.

Entre los Getxotarras ilustres se pueden citar, además de al Lehendakari Agirre, a Elias Amezaga, Federiko Krutwig, Unai Elorriaga, Paul Rios, Jose Luis Bilbao, Ramón de la Sota, Antonio Basagoiti Arteta, Fernando Castiella, Emilio Ybarra (ex presidente del BBVA, reflejo del poder de Neguri, sobre todo en otros tiempos pretéritos) o Iñaki Saez, Roberto Laiseka y Patricia Gaztañaga, en otros ámbitos de la vida, reflejando la diversidad de planteamientos vitales presentes en este rico y variado municipio bizkaino.

Nuestro proyecto nacional se llama Euskadi. Y su lengua propia es el Euskera. Y ante esta realidad Getxo es sensible. Y como elemento de futuro es loable. Y como elemento anclado en el pasado, también. Porque Cervantes ya dijo que el “vizcaino” debía hablar en “vizcaino” (por cierto, aquella “Vizcaya” no es exactamente lo que hoy es Bizkaia...). La apuesta por el euskera y la cultura vasca es un elemento puntal de la política municipal, como lo es la subvención del 100% del aprendizaje de euskera a las personas que más lo necesitan. Y en cuanto a la visión nacional, el acercamiento a Euskadi Norte (o Iparralde) es un elemento más a situar en positivo. Getxo está hermanada precisamente con Angelu (o Anglet), ciudad Labortana.

El Getxo del siglo XXI no olvida su pasado a la hora de avanzar hacia el futuro. Ni su lengua ni su historia. Para ello patrocina estudios sobre su pasado reciente o remoto, profundiza en recreaciones del mismo. Y lo valora a la hora del turismo, que es importante. Porque también hay que dar a conocer este municipio al exterior. Tal como somos, sin cambiar un ápice ni el discurso ni el entorno para hacerlo más amable o favorecedor a los que lleguen para visitaron. Ha de ser acogedor y amable los 365 días del año, y es lo que es. Desde el Puente de Bizkaia hasta la Salvaje, desde el atraque de cruceros en el Puerto Deportivo hasta casi la torre de Martiartu. Porque también tenemos nuestros espacios rurales, como la “península” de Larrañazubi. Elementos que nos retrotraen a las casas torre y las guerras de banderizos (Fortun Sanchez de Getxo o Otxoa Ortiz de Getxo), mucho más allá de las carlistadas. Es también nuestra historia, para bien o para mal.

Getxoko armarrian, arbolaren aurrean otsoa ikusten da eta goian, arbolatik eskegita bezala, bi tupina. Badago euskaraz idatzitako lelo bat ere, gaurko grafiaz: Kaltea Dagianak Bizarra Lepoan. Leloak kalte egin duenari abisu egiten dio. Kalte egin duenak atzera begira bizi beharko du, getxoztarrak bere atzetik joango direlako.

El escudo de Getxo es un lobo frente a un arbol, con un animal en la boca, mirando hacia atrás, y dos calderos a los lados del árbol (un roble, lo más probable), reflejo de esas dos tradiciones, o familias, unido a la tradición foral de las fogueras, o los “votos” en el municipio, y que en un momento dado se unen, formando un primitivo Getxo. Y el lema viene a significar algo parecido, sobre los orígenes y circunstancias del mismo del propio municipio.

Por supuesto que la dinamización cultural durante todo ese año favorece que haya gente de todos los entornos que sean partícipes de la realidad de Getxo, y eso honra al ayuntamiento, en buena medida porque tiene a bien entregar 2 entradas gratis a cada vivienda en el entorno de una zona “afectada” por uno de estos eventos, para compensar las molestias que puedan ocasionar su instalación.

Un entorno “vivible”, social y medio amebientalmente, es fundamental, y ahí están, también, las actuaciones sobre el litoral, las playas, los ríos, el humedal de Bolúe.. etc Y en la convivencia, con el claro y nítido apostaje por todos y cada uno de los derechos humanos, que, como recuerda la declaración universal de los derechos humanos de 1948, son inalienables e indivisibles. Pero sin olvidar las ampliaciones de 1966. Políticamente es un municipio plural, ya en 2011, en las elecciones, volvió a ganar el PNV con 10 concejales, frente a un PP con 9 concejales. Bildu (suma de la Izquierda Abertzale con EA y Alternatiba) obtuvo 4 y el PSOE 2. Reflejo, también, de la propia sociología, idiosincrasia, e, incluso, historia y evolución del propio entorno municipal.

El Getxo del siglo XXI, aún con todo, ha de ser mucho más que la suma de todos estos elementos planteados, y es por lo que se apuesta, y por la senda por la que se camina. Un proyecto que avanza, con paso firme, y asentado política y socialmente, en producir un municipio de convivencia con el entorno, con sus barrios, en un entorno natural privilegiado, con sus gentes, proveiendo de servicios básicos y de dinamización sociocultural a todos y cada uno de los núcleos poblacionales que comprenden Getxo. Todas y todos somos importantes a la hora de hacer Getxo.
En el Getxo del siglo XXI no se renuncia a ser para poder decidir. Porque ya vamos, poco a poco, decidiendo en nuestro ámbito municipal hacia donde queremos tender, cuales son nuestros horizontes, con controles y límites, pero siempre con el concurso de todos los elementos sectoriales y territoriales que vertebran el territorio. Y por coherencia, claro está, con la visión hacia el resto de nuestro país: Euskadi. Porque construir el Getxo del siglo XXI incorpora, sin duda, nuestro ser getxoztarra, en euskera o en castellano, con orgullo, nuestro pasado, en diferentes etapas, conjunto, con el resto de vascas y vascos, y la voluntad de aportar, desde lo local, a lo nacional vasco, y al posicionamiento global de Euskadi en el entorno europeo y mundial. Al final se reduce a aquel adagio: porque fuimos, somos; y porque somos, seremos. Y, por supuesto, defendiendo la casa de nuestros padres. Porque sin nuestra K de kultura no seríamos nosotros mismos, sino una copia barata de otros (y siempre se prefiere el original a la copia). En definitiva: hori da guk egiten dugun XXI. Mendeko Getxo.

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