miércoles, 7 de noviembre de 2012

Democracia: ¿Si o No? ¿Más y mejor o sobra?


Es absolutamente increíble e inconcebible, pero terriblemente real la construcción social de las realidades en base a los mitos al intento de una arcadia felíz y al “Why cant’ we be friends”, que está muy bien, y es muy bonito, pero es que la democracia no es eso. La democracia es el campo de las discrepancias, de las confrontaciones, del debate. De la búsqueda de un horizonte común compartido, pero con múltiples caminos de acceso, y donde no todos piensen lo mismo, pero si compartan proyectos compartidos, pero antes pactados, de convivencia. Algo que es contrario al concepto imposición. Por tanto hay que superar el “Si vivimos juntos, decidimos juntos”, pues primero hemos de poder decidir si queremos vivir juntos. 

Somos demócratas y creemos en la madurez de nuestro pueblo, el pueblo vasco, en la democracia foral, fuente propia e insustituible de derechos y libertades de las y los vascos desde hace casi un milenio, sobre todo desde las raíces del histórico Señorío de Bizkaia, el gran olvidado de nuestra historia. Tanto es así que estamos convencidos de que sólo en tiempos modernos es cuando ha descendido su participación en política, coincidiendo con el ataque continuo y sistemático de la foralidad, la que comenzara con las insidias y falsedades, pagadas desde la villa y corte, de un tal Llorente, a principios del siglo XIX.
El futuro ex responsable de algún área en Lehendakaritza, Andoni Unzalu dijo en un debate sobre el movimiento 15m que las consultas y los referéndums los estaba usando el TTea Party para hacer imponer sus ideas en los Estados Unidos. Una forma de manipular este planteamiento, pues es, en su caso, la sociedad la que pone los planteamientos en su sitio. La consulta y los referéndums son parte de una democracia participativa en la que algunos, muchos, demasiados, no creen sino de manera instrumental, en el contexto en el que les pueda servir en su estrategia política particular. Otros creemos en ella independientemente de que es lo que diga la sociedad en ellos. Porque es su derecho, progresivamente, ir siendo asumidos, en el marco de otras formas de concebir lo público y la política. Ideas que no vienen de ningún otro punto del planeta, vienen de nosotros mismos, pues nuestra foralidad es nuestra forma de acceder a una forma democrática nacional vasca. Y que fue comparado, y adoptado por observadores internacionales, ya fuera de Estados Unidos o Nicaragua.
El Presidente de Andalucía y Presidente del PSOE, Jose Antonio (Pepe) Griñan ha recordado que són sólo las dictaduras las que hacen uso de los referéndums para legitimarse. Seguramente tendrá toda la razón, pues su padre fué el responsable del cuarto militar en el Pardo en épocas del General Franco. Por tanto de dictaduras debe saber mucho por experiencia familiar. Y es cierto. Junto a las elecciones presidenciales, además de renovar toda la cámara baja, un tercio del senado, una docena de gobernadores, de teniente gobernadores, de interventores del estado, alcaldes y otros cargos menores iban a las urnas hasta 177 consultas en los 50 estados de la unión. Uno de ellos sobre la posible relación entre Puerto Rico y el resto de los Estados Unidos, con tres opciones: la estatalidad, más poderes para Puerto Rico o la independencia. Más o menos como la idea del SNP, la original, que se centraba entre el status actual, la independencia o una denominada DevoMax, es decir, más poderes para las instituciones escocesas y mayor capacidad fiscal y financiera. Y no pasa nada. Porque no es el único estado, porque otros, europeos, como Suiza o Italia son expertos en hacer consultas y/o referéndums.
Por tanto la cuestión queda en conocer y creer en la sociedad propia, en saber que la democracia supone participación, y en que es justo y necesario que cuantas más personas tomen parte en el proceso democrático mejor. Nadie es más que nadie, ni menos tampoco. Por eso profundizar en medidas de democracia participativa (como hizo la Diputación Foral de Gipuzkoa en tiempos de Markel Olano, o el municipio de Getxo desde los tiempos de Iñaki Zarraoa) es algo esencial, y no sólo eso, consustancial a la institucionalidad del pueblo vasco. Nadie le puede decir a otros pueblos lo que han de hacer, pero lo que no pueden hacer es decir, y mucho menos sin pruebas, que este pueblo es inmaduro o que no está preparado para formás participativas en las que toma parte hace años y generaciones. Más democracia, más libertad y más igualdad. Con sentido, rigor y paciencia. Para hacer posible que cada paso que se de en favor de ese gran objetivo sea irreversible y sea asumido en general por el conjunto de la administración y de la sociedad, siendo interiorizado de manera natural por aquellos que vayan a ser los responsables de implementar, institucionalmente esos mecanismos de democracia participativa.
Consultar, hacer referéndums, es necesario. Tanto es así que en el nou estatut de Catalunya venía unas disposiciones que el nuevo estatuto andaluz plagió completamente. En el primer caso el PP lo recurrió. En el segundo votó a favor. Cuestión de quien lo planteé. Aunque, por otro lado un ex presidente de Andalucía afirmó sin rubor que las propuestas en favor del autogobierno de Andalucía, en especial ese nuevo estatuto, tenían un importante componente de contestación, igualación y de homogeneización del proyecto Catalán, siempre dentro de eso llamado España. Al igual que ocurrió con la cláusula Camps, que en ningún caso el PP ha llevado a reivindicar al Congreso de los Diputados. Siempre se pierden entre las Corts y el Congreso. Y el que tenga dudas puede leer la sentencia del Constitucional sobre la ley de consultas vasca. Para completar el marco conceptual que tienen algunos sobre el tema de consultar al pueblo de uno. Y porqué los principios de la democracia vasca son más necesarios que nunca, es decir, de abajo hacia arriba, igualdad de mujeres y hombres, participación y derechos iguales para todas y todos, inclusividad y derecho a decidir lo que uno quiere ser. Eso que algunos denominan voluntaria entrega, otros pactismo, eso que cuando uno acuerda, el reverso es la capacidad de romper ese pacto, es decir, el derecho al divorcio. Eso que, como se ha dicho, realmente es el derecho a decidir. Algo, como todo lo demás, consustancial al pueblo vasco.

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