domingo, 6 de mayo de 2012

El relato como hilo conductor en el tercer espacio


Muchas veces, casi todas, son las que aquellos que están en contra del tercer espacio, aquellos que no necesitan reivindicar nada, puesto que sus realidades están establecidas e institucionalizadas, buscan destruir e inutilizar el relato del otro, con el afán de quitarle argumentos … o de intentarlo, claro. Porque el ayer es el suelo del hoy y el impulso hacia el mañana.

El relato es la descripción de lo sedimentario. De aquello que, bien acabara en triunfo, bien acabara en fracaso, va conformando realidades, y mucho antes, elementos que se van ajustando, en pasos primero cortos, luego más largos, y van estructurando la sociedad y la comunidad. Avanzando hacia consolidar dichas realidades.


No es posible hacer posible una realidad política, jurídica e institucional partiendo del hoy, o cometiendo la ficción de que la realidad parte de un momento determinado, casi siempre determinado por otros, en una fecha conveniente. Y muchas veces se trata de echar en cara cosas a los miembros del tercer espacio pero sin darse cuenta de que esos “pecados” han sido cometidos, tanto antes como después de la fecha mitificada, por aquellos que acusan. Esos casos que inducen en las contradicciones han de ser denunciados sin pudor y sin reservas, pues al revés no habría ninguna duda en el actuar. El que se arruga, pierde. Retrocede posiciones, no es capaz de defender a los suyos y lo suyo y pone en evidencia ante los suyos que uno no es confiable, que no es de fiar, que no se cree lo que dice. O que lo que dijo “ayer” hoy no tiene validez.

El contrato con el pueblo llamado programa electoral o de gobierno, en el caso de los partidos políticos del tercer sector, han de ser el pacto de honorabilidad. Prometer aquello que se vaya a poder implementar, y, sin duda, que todos ellos respondan a un relato común y propio de las realidades, siempre cambiantes, eso si, pero con un cogollo o matriz común, un diagnóstico variable en un marco general claro del hoy … que responda al marco de lo que fue el ayer. Decía Braudel sobre los procesos de corta y larga duración, y hay realidades que se sustentan no ya en décadas, sino en siglos. Y todo aquello que uno no reflexiona, bajo el prisma y el punto de vista propio, es dejar contar el relato a otro, muchas veces al enemigo. Y lo que uno no dejaría hacer en el caso del propio progenitor, no debe hacerse sobre las generaciones precedentes de la comunidad.

El relato y la memoria son, por tanto, fundamentales, tanto por el conocimiento de lo que uno es, de donde viene, cual es la propia entidad de la comunidad a la que uno pertenece, como por hacer frente al día a día sin ir a salto de mata, sino con raíces, hacen más que necesario abrir a la profundización de hacer visibles esas realidades tanto dentro como fuera del tercer espacio. Porque muchos pueden cortar antes de empezar, diciendo “todos ya sabemos eso”. ¿Seguro? Igual se cree saber, o se conoce una realidad capada, cortada, mutilada, bien manipulada, bien simplificada, bien conociendo el continente y no el contenido, conociendo las personas pero no sus obras … y desconocer las causas de las realidades, a qué responden, de donde vienen, las razones profundas.

Es muy necesario el profundizar en estas labores, no sólo por descubrir, o re descubrir lo oculto, sino por hacer visible los mitos y las mentiras. Hay partes de la historia en las que el conocimiento de ellas es mínimo, se coge la parte que se interesa y la otra se descalifica y se pretende destruir, invisivilizar, hacer como si nunca hubiera existido. La realidad es la que es, y el relato, para ser verídico, ha de incluir todos los elementos. Ha de partirse de los datos objetivos y sobre estos construir las teorías e hipótesis correspondientes, y no al revés. Porque si se va con prejuicios o con elementos valorativos que mediatizan la profundización del conocimiento, entonces, no vamos a darnos cuenta de lo que nos vayamos encontrando en nuestro viaje hacia los saberes de la propia comunidad. La memoria, o es completa o no es memoria.
Veamos una frase que resume lo anteriormente señalado:

La memoria colectiva ha constituido un hito importante en la lucha por el poder conducida por las fuerzas sociales. Apoderarse de la memoria y del olvido es una de las máximas preocupaciones de las clases y de los grupos, de los individuos que han dominado y dominan las sociedades históricas. Los olvidos, los silencios de la historia son reveladores de estos mecanismos de manipulación de la memoria colectiva” (Jacques Le Goff, El orden de la memoria )

Para que nada de esto quede en el olvido, en cada época deben realizarse nuevas tentativas para arrancar a la tradición del conformismo heredado que pretende dominarla. Hoy, nos encontramos ante un discurso de corte progresista donde están implicados todos los actores políticos que aceptan la oficialidad, un discurso que elimina a los que han desaparecido, a los que fueron fusilados y represaliados sin que se les haya hecho justicia. Y ello, porque la cultura y la política son actuales y para los presentes, para los vivos. En el fondo, la facilidad y la felicidad, de alguna manera, están reservadas para los triunfadores, para los que mandan.

Mucha gente todavía comulga con la tradición heredada. Es por ello un deber reunir esa memoria para poder construir un relato propio, en el que cada individuo pueda reconocer la parte que aporta al todo, y que dote de identidad histórica a cada miembro y al conjunto de la comunidad. Esa comunidad a la que el tercer espacio quiere y aspira a representar, a la que aspira a conformar, a integrar, a vertebrar. Y responde a la relatividad del tiempo, del que muchos se han servido … y a los que muchos han aludido. ¿El ayer es pasado, o futuro? ¿Hay futuro en el pasado? ¿El futuro es presente, ya?

No hay comentarios:

Publicar un comentario