miércoles, 11 de noviembre de 2009

Honduras: golpismo en el siglo XXI

Gracias a los medios de comunicación casi todos creen tener una visión de conjunto de lo que está en pleno desarrollo en Honduras, pero no es cierto, pues en dichos círculos mediáticos se retroalimentan visiones absolutamente interesadas de lo que sucede. Empecemos por el principio. La república de Honduras fue usada como portaaviones del Imperio en los años 80 contra las guerrillas de El Salvador (Frente Farabundo Martí) y Nicaragua (Frente Sandinista). En este contexto trabajaban en Honduras las contras planificadas por la CIA, con la dirección sobre el terreno de Otto Reich o John Negroponte, puntales de la administración posterior de George Bush Jr.


La cuestión estriba en que en Honduras, como en gran parte de América Latina, hay una docena de familias que controla, históricamente, la economía, la política… las fuerzas vivas de la República. Y así fue que la estabilidad del país permitió su uso en el final de la guerra fría. Asimismo en casi toda América Latina se da lo que en Venezuela se dio en llamar “Pacto de Punto Fijo”, que se implantó, asimismo, a finales de los años 50, en Colombia. ¿Qué supone? La alternancia de lo que en Paraguay se llamaban el partido colorado y el partido blanco. Uno liberal y otro conservador se iban turnando en el poder, con un único mandato presidencial. 

Lo que en Europa es inconcebible, dado que tanto Felipe Gonzalez estuvo 14 años (1982-96), Helmut Khol 16 años (1982-1998), Margaret Thatcher 11 años (1979-1990), por citar tres ejemplos, en varias legislaturas, en América se da el fenómeno contrario. Pero se da la circunstancia de que en un país llamado Colombia se ha eliminado dicho elemento, con sucesivas reformas constitucionales, hasta el punto de que el actual mandatario, Alvaro Uribe, concurrirá por un tercer mandato en 2010. Aunque lo más famoso sea el caso de su hermana república bolivariana de Venezuela, en la que su Presidente, Hugo Chavez, concurrirá por un tercer mandato en 2012. Es un elemento que entra en juego en la crisis hondureña.

2005. Primarias de los partidos hondureños. Uno de los ricos terratenientes de clase media-alta de una de las 12 familias gana la nominación de su partido para las elecciones. Su partido es el liberal, y se llama Manuel Zelaya Rosales. Y vence en las presidenciales a su rival. Con una condición previa. Que el día antes de la toma de la banda presidencial se apruebe por el congreso nacional una ley que de un avance de lo que deba ser la democracia participativa en Honduras. Primera piedra.

Otro elemento fundamental es el Petroleo. En 2005 se funda en Isla Margarita Petrocaribe. Una iniciativa sostenida fundamentalmente en las reservas de Venezuela. Para generar un mercado caribeño del crudo, con precio preferente para los miembros. Aún no se habían descubierto las grandes reservas de la llamada faja del Orinoco. Honduras, con la llegada de Mel Zelaya, se integra en Petrocaribe. Así como otros países antillanos. No sólo de izquierda, como la propia Venezuela, sino conservadores, como lo es Mel Zelaya, cuyo partido liberal es de centro-derecha.

El Presidente Zelaya durante su mandato pretendió dar cuenta de la reforma de las infraestructuras, de la sanidad, una reforma agrícola… etc, siempre con la idea de la democracia protagónica, que es como llaman allá a la democracia participativa. En América Latina se solia decir que había 3 tipos de constituciones: blandas, duras, y como la de Honduras. Pedir cambiar la constitución está penado por ley.

Una vez dicho eso Zelaya quería abrir una reflexión para poner en marcha todo lo necesario para abrir la mano de la democracia en el país, que como se vislumbra era de baja intensidad. Para ello concibió hacer una consulta no vinculante al pueblo. El 28 de Junio de 2009. Para preguntarle al pueblo si le importaría que durante las elecciones presidenciales previstas para el 28 de Noviembre de 2009, además de la urna presidencial, la urna al congreso y la urna a las municipales, se pusiera una cuarta urna en la que se le preguntara al pueblo si quería llamar a una constituyente. Esto es, de salir que si a ambas, se habría solicitado un llamamiento al pueblo nuevamente para constituir esa asamblea constituyente, pero obviamente, ya con año nuevo y presidente nuevo, y según las leyes actualmente vigentes, sin Mel Zelaya, sin posibilidad de que siguiera en el cargo, ni voluntad suya de buscar otro mandato, expirando el suyo en enero de 2010.

El Tribunal Supremo (electoral), nombrado por el Congreso, señaló como inconstitucional la consulta. Mel Zelaya no se arrugó y destituyó al General Romeo Vázquez Velásquez, que también se oponía. Y ahí se fue Zelaya, en marcha al cuartel donde se guardaban las urnas a sacarlas y poder ir a la consulta. Es el 27 de Junio de 2009. Esa noche una unidad del ejército entra en la casa presidencial, le saca en pijama, le meten en un avión… desde la base de Palmerota, a 80 Km. de la capital, Tegucigalpa, base de los estados unidos, y aparece en la pista de aterrizaje del aeropuerto de San José de Costa Rica con ropa de dormir. Por cierto, Mel Zelaya, tras un accidente aéreo que conllevó el cierre del aeropuerto internacional de Honduras-Tegucigalpa, sugirió convertir la base americana en el verdadero aeropuerto internacional de la capital.

Posteriormente se dieron intentos de volver al país, por aire, por tierra… Desde el departamento de estado se han ido dando largas. Se intentó el diálogo con la mediación de Oscar Arias, premio Nóbel de la paz (como lo es Obama). En la OEA el tratamiento fue muy flojo desde un primer momento, y la intención casi evidente era llegar a las elecciones con el tema sin resolver, legalizar las elecciones, y aquí paz y después gloria. Que por eso algunas cosas se hacen en momentos cuando se cree que la opinión pública no está mirando: llámese la invasión de Kuwait por Irak en agosto de 1990, la guerra de Israel y Hezbollah en julio de 2006 o la de Osetia del sur en agosto de 2008, esta justo en plena apertura de los juegos olímpicos de Beijing. El único elemento que ha puesto sobre la mesa una cierta inestabilidad del plan previamente establecido puede ser la vuelta a Tegucigalpa del propio Mel Zelaya, en la legación diplomática de Brasil. Probablemente de haber emulado en destino a Allende habría terminado la “crisis” mucho antes.

¿Qué se juega en Honduras y de que tratan los puntos del acuerdo de San José-Tegucigalpa-Guaralles?

Básicamente tratan de la restitución del presidente legítimo, Mel Zelaya, dado que la pretendida sucesión constitucional no es tal, porque las elecciones presidenciales de Honduras son como las de estados unidos, con ticket presidencial, existiendo un vicepresidente desde 2006 a 2008, que dimitió para ser candidato a las elecciones con el partido liberal, que por cierto, Gorilletti (alias Michelletti), se presentó a dichas primarias y ni su partido le eligió. Existía un vicepresidente, que “oportunamente” se hizo desaparecer el 28 de Junio.

Lo mismo se intentó hacer con la Canciller Patricia Rodas (ministra de exteriores), lo único que cuando la pillaron estaba en una reunión con embajadores de América latina, y el embajador de Venezuela se asió físicamente a ella, y los llevaron a una base desde la que los expatriaron igualmente a Costa Rica.

Lo que se juega es el sistema político. La preeminencia de esas 12 grandes familias. La democracia en el sistema político. Si las elecciones son libres o censitarias, con mandato único o libres, si son pluripartidistas o bipartidistas, si hay capacidad de avanzar en la participación de todas las capas de la sociedad o se mantendrá una especie de cerrojazo a todo lo que huela a pérdida de privilegios por parte de la clase dirigente. Ni que hablar de los servicios públicos, de la defensa del estado del bienestar o de los recursos, que, en este caso, Honduras no posee. Cuando pasó el huracán Match, fue un helicóptero de Estados Unidos el que tuvo que salvar la vida del entonces Presidente del país.

El caso de Honduras puede ser paradigmático porque es sustituir un gobierno “que no nos gusta” por algo, lo que sea, pero que mantenga el status quo. Luego podrán poner las palabras de Kennedy, la cara de Hillary Clinton o las ideas de cuantos senadores o representantes del congreso que quieran, la cuestión no es la superestructura, sino la infraestructura, los mimbres con los que se construye el estado hondureño, las limitaciones de partida, y su posible camino a futuro.

En el ámbito geoestratégico, con los triunfos de Mauricio Funes en El Salvador y de Daniel Ortega en Nicaragua, la reelección de Rafael Correa en Ecuador, con el cierre de la última base americana en dicho país, la base de Manta, el mantenimiento de Chavez en Venezuela, la postura de Brasil y su Presidente Lula en Unasur y su consejo de defensa, la victoria de Lugo en Paraguay, la presencia del Frente Amplio en Uruguay… hace que, hasta la instalación de las 7 bases americanas en Colombia, la única base propiamente estadounidense en el área de América Central, sea la de Palmerota, en Honduras, por lo que supondría un grave perjuicio para la proyección geoestratégica del Imperio en la zona.

Por otro lado era y es evidente que Zelaya puede ser usado como ejemplo de lo que se puede hacer con todo aquel que se le ocurra salirse de la fila de lo que es correcto, y, evidentemente, no provenga de los movimientos populares, por lo que, propiamente, no tenga respaldo popular, aunque este hecho sea secundario para la posible proliferación de actos similares.

Honduras, tras el golpe, el proceso dilatorio, el porque se dio, las fuerzas enfrentadas, la endogeneidad de dicho proceso, y la independencia respecto a otras cuestiones de otras naciones sudamericanas, aparte de la solidaridad en lo que llaman “la gran patria latinoamericana”, libra un combate por la democracia en todas sus formas, según los esquemas clásicos de los golpes de estado, como el que le costó la vida a Arbenz en Guatemala en 1954, o el que implicó la intervención de la OEA en República Dominicana en 1967, o el golpe a Allende en 1973 o la intervención en la isla de Grenada en los años 80. Los elementos son los mismos, las justificaciones de fondo, las mismas: mantener privilegios, status quo, no avanzar en extender derechos a la ciudadanía, y no tener que garantizar la provisión de bienes y servicios. Como diría el príncipe Giusseppe de Lanpedusa en el Gatopardo, todo ha de cambiar para que todo siga siendo lo mismo. Por eso Honduras se merece una democracia y no una dictadura cívico-militar.

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