lunes, 26 de noviembre de 2012

Comentario Crítico: Friedrich Nietzsche (18/03/2000)


Friedrich Wilheim Nietzsche (1844-1900)
Friedrich Nietzsche fue un filósofo alemán de la segunda mitad del siglo XIX. Su filosofía, enmarcada en el vitalismo, afirma la vida contra la moral cristiana y lo apolíneo. Nietzsche en su estilo narrativo, casi literario, de escribir filosofía deja un buen margen para que otras corrientes que tienen su comienzo en su época puedan pervertir y malinterpretar sus palabras.

Una enciclopedia del siglo XX, que pudiera estar en cualquier hogar, cita en la biografía de Nietzsche que “debemos rechazar y suprimir todo lo vil, todo lo bajo y malo, mediante una transmutación de valores hasta que alcancemos el superhombre. Por ello los débiles y fracasados deben sucumbir en aras de este ideal. Asimismo […] condena al cristianismo, al que acusa de propagar una moral de esclavos.”
En una enciclopedia se suprime (interesadamente, pudiera ser) que lo vil, bajo y malo a rechazar no es lo que los posibles lectores pudieran interpretar (vagabundos, judíos …), sino aquellos que no son libres para ser quienes son en realidad, aquellos que poseen valores prestados, aquellos que viven la vida que a otros les hubiera gustado tener y no tuvieron …
La transmutación de los valores es, por tanto, necesaria para recobrar el baremo de valores natural.
Los débiles y fracasados deberán desaparecer. Con toda razón. Pero, ¿Qué débiles y fracasados? ¿Los judíos y los vagabundos? No, simplemente los anteriormente citados: los que se niegan por diversas razones a ser lo que son y los que niegan la vida. Otro apartado que toca el extracto es que con esa transmutación de valores se llega al superhombre.
La verdad es que primero se “mata” a Dios, yugo del hombre para que sea lo que es. Su falta lleva al hombre al nihilismo (se queda sin los valores que tenía hasta ahora) y con una voluntad de poder, voluntad de querer ser lo que se es, lleva al hombre al superhombre, que es un ideal de humanidad no muy alejado de lo que Kolhberg señala como nivel post convencional en su estudio sobre el desarrollo de la moral, en el que el hombre es capaz de tomar decisiones de trascendencia por sí mismo con plena autonomía.
Nietzsche acusa al cristianismo de extender la moral de esclavos porque ésta es una negación a la vida y sus valores. Proclama los anti-valores del baremo natural de valores como los grandes valores de la humanidad. La biografía termina con el párrafo siguiente: “sus ideas han influido en el nacionalsocialismo. En definitiva, su pensamiento constituye una filosofía de destrucción y un síntoma de la crisis de la civilización occidental.”
En primer lugar sus ideas no influyen al nacionalsocialismo, sino la perversión de ellas que hicieron parte de sus más allegados a la hora de publicar sus obras (puesta al alcance de la mano, dicho sea de paso, por el estilo de filosofar de Nietzsche).
Su filosofía no constituye una filosofía de destrucción. Es una crítica a lo anterior (racionalismo culminado en el “Yo soy la Verdad” de Hegel), pero proponiendo la alternativa del vitalismo. Aunque la parte de crítica esté más elaborada, su filosofía no es negativa.
Por último, no se debe tomar como un síntoma de la crisis de la civilización occidental, pues crisis (situación dificultosa o complicada) denota algo pasajero.
La filosofía de Nietzsche es hoy día muy necesaria en esencia.
La pelea de Nietzsche entre razón y vida podría presentarse hoy en la pelea entre Progreso tecnológico, derivado de la razón y la vida.
Si hace un siglo la razón sofocaba la vida, hoy lo hace su “hija”. Ésta nos lleva a la Tele Vida La imagen del futuro puede ser sentarnos en el sofá de casa, encender la “tele” y ver nuestra vida.
Vamos a una sociedad en la que seremos espectadores, sujetos pasivos.
El ser humano tiende a reducir su jornada laboral en occidente, con lo que tiene más tiempo libre, pero como a la hiperactividad en el trabajo le sigue un parón completo de actividad (sobre el sofá generalmente), este tiempo no produce labor activa alguna.
Con Internet, como reza el anuncio de cumpleaños del chaval que escucha en el radiocasete el “cumpleaños feliz”, mucha gente se queda en casa a navegar: pasividad otra vez.
Cada vez mayor número de estudios afirman que la calle en el próximo siglo se perderá definitivamente como lugar de encuentro: pasividad ante la vida.
¿Cómo se aliena el hombre para soportar esta falta de vida o tele-vida?
Anteriormente fue la religión cristiana. Con la promesa del más allá y la creencia en las bienaventuranzas (Bienaventurado el que sufre, el pobre de corazón – o el que no piensa por si mismo -, el que no come todos los días, el perseguido por la justicia … porque lograrán el oro y el moro en la otra vida).
Muerto Dios (aunque no para todos), la alienación es vivir la vida de los demás.
Tradicionalmente nos habíamos inmiscuido en la vida de los demás. Ejemplos son el Teatro, en el que se escenifica la vida de otros; el cine, que es lo mismo pero en fotogramas; la televisión; y, por último “El Gran Hermano” o, lo que es lo mismo, “El Show de Truman”.
Hace varios años vi esa magnífica película, adaptación de ese gran libro que es “1984”, de Orwell.
Era espeluznante por el futuro que presentaba (pasado ya, cuando la vi). Pero la historia y el curso de los acontecimientos no podían hacer ni imaginar que lo que escribía con tanto esmero ese muchacho yanqui llamado George Orwell sería una posible realidad.
Primero fue el cine, donde veríamos a gente, un trozo de la vida de esa gente. Después apareció la película ”1984” como piloto rojo que nos avisa que no vayamos a ir demasiado lejos (obviemos el libro al ser arte no escenificado). Hoy, lo último es la “tele-realidad”. “El Gran Hermano” es un ejemplo de ello. Es un programa en el que se meten 10 personas de forma “voluntaria” para ser filmadas las 24 horas del día. El siguiente paso es el show de Truman, película cuasi-visionaria de “El Gran Hermano”.
Y lo último es llevar 1984 a la práctica.
Si Nietzsche resucitara, se suicidaría de inmediato al ver la aplastante y fulminante negación a la vida que se hace con este tipo de experimentos pseudo-científicos (Herman Göering también decía que hacía ciencia).
Hay un extracto de 1984, aplicable al “telerrealismo” en que se engloba “El Gran Hermano”, que puede ser una imagen de lo que vendrá:
“En el descansillo, frente a la puerta del ascensor el cartelón del enorme rostro miraba desde el muro. Era uno de esos dibujos realizados de tal manera que los ojos le siguen a uno a dondequiera que esté. EL GRAN HERMANO TE VIGILA, decían las palabras al pié”.
Contra esto sólo funciona un Nietzsche, pero éste es ya un clásico. La civilización occidental no estuvo en crisis y se solucionó, sino que vive sumida en una profunda crisis.
La filosofía y los filósofos deben ser la conciencia de su época. Deben sospechar de lo que sucede.
Se tiene que volver a “hacer filosofía con el martillo” para poder tener un digno horizonte en la vida del ser humano, con libertad de movimiento para ser lo que cada uno sea sin sentirse presionado por causa alguna, como es que a uno le estén filmando su vida las 24 horas del día.

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