sábado, 11 de febrero de 2012

Euskadi, entre lo sustancial y lo accesorio

Decíamos ayer que nuestro compromiso es con Euskadi. Porque como dice Jose Luis Bilbao, los vascos, no tenemos más patria que esta, es decir, la nuestra, la de todas y todos nosotros. Y hoy como ayer, y mañana, creemos en un nacionalismo cívico del siglo XXI, y en que Ibarretxe es nuestro Lehendakari. Porque no hay de otra. Y seguimos pensando, como ayer, que el gobierno de lakua es el gobierno del fin del mundo (siempre que no lo evitemos) y que hay que derribar un gobierno (el de López) para poder construir (o reconstruir) un país, Euskadi. Porque para conocer las realidades hay que ir a la sustancia, ir al contenido, ir a lo real, separando lo ficticio, lo noticiable, salir de la nota de prensa y la foto de campaña, aunque no esté ni convocada tal campaña, que por más que algunos prefieran la foto fija, la Euskadi real está siempre en continuo movimiento, y es a esa, y no a la otra, a la que debemos responder, a la que hay que atender lo que reclama, que es lo que de verdad importa.


Dice el encuestador venezolano Òscar Schemmel que el pueblo, la sociedad, lo que pide además de cosas materiales es una esperanza y un marco ético en el que dar sentido a las ideas que se proponen. Por otro lado es realmente cierto que la historia es el marco en que basarse para afrontar el futuro. Al nacionalismo vasco nos quieren quitar lo uno y lo otro. Tanto el modelo ético como nuestra historia. Y no podemos permitirlo. Porque la primera cosa que hay que fijar es el marco denominativo, es decir, los términos del propio debate, y el terreno de juego en el que se celebra. Siempre manejándolo con sumo cuidado, tanto en un sentido como en otro. Y no confiarse, ni jugando en casa. Un ejemplo. John F. Kennedy y Lyndon B. Johnson se enfrentaron en las primarias demócratas de 1960, cuyo epicentro fue un debate en Los ángeles, California. Los de Johnson, ufanos, seguros de su victoria, invitaron a Kennedy a debatir en su hotel. Fue sólo. Y debatió con Johnson largo rato. La cosa es que ... ganó el debate, las primarias y la presidencia. Una lección que aprender. Las ideas claras, humildad, y a seguir el camino hacia la vitoria, con trabajo, y sin dar nada por supuesto.

En el caso vasco lo sustancial es tener claro el marco de referencia, de donde se viene, cual es el marco jurídico, cómo es el estatuto de Gernika, qué está transferido, saber que falta mucho estatuto por cumplir, en espíritu y en letra, que es una ley incumplida, y que hay otros elementos que lo cortocircuitan o que lo pueden torpedear. Y saber que la sustancia es más importante que lo accesorio. La reivindicación de la reintegración plena de los fueros no es que nos den algo llamado constitución, pero sin perjuicio de la unidad constitucional de la monarquía, porque de eso ya hemos probado, y salió mal, en 1839, el 25 de octubre. Tanto es así que el 25 de octubre de 1876 prefirieron cepillarse todos los fueros. Sustancial es saberse capaces de hacer política independientemente de concurrir circunstancias absurdas como la persistencia o final de la violencia, porque los estatutos de 1936 y de 1979 se hicieron en momentos de gran violencia, de los sublevados fascistas de franco por un lado y de los revolucionarios terroristas de eta por el otro. Y en ningún caso dejaron de ser útiles, legales y legítimos para un pueblo, el vasco, que lo que pide es seriedad, sentido común, pragmatismo y claridad en las ideas. Como en Argentina, que hablan de palabra de vasco. Y cumplir la palabra dada.

Es sustancial saber hacer un compendio de las realidades que nos han sido dadas por las gentes que nos vinieron en el pasado, con su bagaje cultural, político, económico... este país ha avanzado mucho en políticas industriales, energéticas, sociales, laborales, siendo pioneros en muchos campos, ligados con asuntos como la pobreza integral (de finales de los 80), y hay que reivindicar, tanto a las personas, como los equipos como las ideas, mostrarlos, en los soportes, tanto digitales como tradicionales, para poder hacer ver cual es el marco desde el que se ha construido una nación, la vasca, para hacer posible lo que el primer Lehendakari, Jose Antonio Agirre, llamó Justicia Social. Sustancial es saberse vertebradores de dicha sociedad, y no tener complejos, desde la humildad, de responder, de poner a cada cual en el sitio en que merece, de dar un golpe en la mesa, despertar de una vez y decir: mirad, vuestros 5 minutos de gloria se han acabado, estos son momentos para hacer política de verdad, para mujeres y hombres con ideas, serios, para afrontar con realismo los retos de hoy y de mañana de Euskadi, que es nuestro único horizonte. Es decir, que ha llegado nuestra hora, la hora de sobreponerse, de liderar, de afrontar el reto de vencer, de seguir siendo numeros uno en Euskadi, para que Euskadi sea número 1 en Europa y el mundo.

Euskadi, la Euskadi que queremos, será una patria libre de mujeres y hombres libres e iguales. Donde nadie sea más que nadie, pero donde la democracia, una democracia real, profunda, y sentida, posible, entienda, de mayorías y minorías, de no excluir a nadie, pero también de no incluir a quien no quiere ser incluido, y estar allí donde se quiera estar, y marcharse de donde no es posible estar tal y como uno es. Sin dramas, con seriedad, y amor al vecino, ya sea el del portal de al lado, el del barrio de al lado o el del pueblo vecino, ya sea Cantabria, España o Francia. Pero desde lo propio, y el amor incondicional a lo propio. Y de esto se podrían dar muchos ejemplos, como cuando el Lehendakari Leizaola impidió la voladura por los "rojos" de la industria de margen izquierda, para que Euskadi pudiera seguir viviendo en las décadas posteriores, porque el pueblo vasco iba a seguir viviendo allí mismo. Unos "rojos" que cuando subían a Intxorta les decían a los gudaris "ahora vamos a por esos (los franquistas), pero cuando les ganemos, vendremos a por vosotros, que no sois más que unos santurrones". Habría mucha tela que cortar con una palabra que les sonará, a ambas aguas izquierdistas, los de aquí y los de allí: contradicción. Debe ser el fetiche, lo único que leyeron de la doctrina marxista, y ayuda a comprender el paso de los polimilis a EIA, luego a EE y, al final, en el PSOE. La memoria, a veces, es fragil, y por eso, es importante saber el suelo que se pisa, con firmeza, para poder avanzar sobre seguro, sobre una Euskadi asentada en el terreno, pegada al suelo, a la tierra y a sus gentes, teniendo en cuenta a todas y todos, pero siendo también consciente que nunca se va a poder concitar la adhesión de la totalidad de la sociedad.

Teniendo claro cual es el marco de referencia, cual es el terreno de juego, las necesidades reales, el estado real de la situación, saber que el responsable no es nunca el mensajero, sino el que origina el mensaje, que no hay que centrarse en el dedo, sino mirar directamente la luna que éste señala, porque hay realidades objetivas más allá de la tinta de Txipirón que algunos puedan pretender lanzar, hay elementos necesarios que a la población se ocultan, por interés electoral, partidista, y eso no puede ser: la sociedad se merece un gobierno que no le mienta, como diría Rubalcaba el 13 de marzo de 2004. Euskadi necesita un gobierno que le diga siempre la verdad. Euskadi necesita un gobierno que gobierne, que sea vasco, que sea transparente, legal, legítimo, y que defienda los intereses de Euskadi, tanto aquí, como en Madrid, París, como en Bruselas, o en Londres, Nueva York, Berlín o Pekín. De lo local a lo Global, posicionando la marca Euskadi con el prestigio que se merece, con todo lo que significa. Es a ello por lo que merece la pena la construcción de una nación real, una Euskadi real, para sus ciudadanas y ciudadanos, que afronte el mañana hoy, una Euskadi de la que no avergonzarse, sino de la que sentirse orgullosos, otra vez orgullosos, recuperando la ilusión perdida en un proyecto colectivo común e integrador. Estos son un poco nuestros retos. Decía Sabino Arana "No quiero nada para mí, todo lo quiero para Bizcaya; ahora mismo, y no una sino cien veces, daría mi cuello a la cuchilla sin pretender ni la memoria de mi nombre si supiese que con ello habría de revivir mi Patria". Este, desde que fue escrito en 1893 hasta 2012, en estos 119 años de proyecto, es el espíritu, el que recoge la frase breve, pero potente de "Euzkadi es la patria de los vascos". Pues eso, Gora Euzko Alderdi Jeltzalea! Gora Euzkadi Askatuta!

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