El
liderazgo ha de ser compartido. Ha de ser multinivel. Y
estratificado. Y funcional. Y sectorializado. Y también
generacional. Y pegado a la realidad de la comunidad.
El
liderazgo tiene todo que ver con la organización y la comunicación.
Ha de ser posible que el liderazgo no dependa de una persona en
concreta e implique a muchas. En las organizaciones que articulen
dicho tercer espacio las denominadas bases han de poder tener voz y
voto, palabra y decisión, y tener responsabilidades distribuidas y
capacitar a la gente, en muchos ámbitos, hacer personas capaces de
asumir responsabilidades diversas.
La
forma de organizarse y de comunicar en el ámbito de las
organizaciones del tercer espacio es fundamental, sustancial a la
hora de desarrollar y llevar a cabo las actividades y tareas. Debe
poder funcionar como un reloj, bien engrasado. Liderazgo compartido,
para que todos sean partícipe del hecho de construir ese futuro
compartido. Si el futuro ha de ser de todos, el proceso también ha
de ser de todos.
Cada
cual ha de poder tener su espacio, su forma de aportar. Siempre
entendiendo que los diferentes ámbitos territoriales y sectoriales
de dicha comunidad, en las que se distribuye, son aquellos en los que
esas organizaciones se estratifiquen. Con el tipo de organización en
que se haya organizado dicha comunidad. De ahí que sea, no sólo
importante, sino vital, conocer cual ha sido la estratificación
institucional, jurídica y política a lo largo de la historia de la
propia comunidad. Para que esa realidad sea lo más apegada a la
realidad, al terreno.
El
poder por el poder es, aparte de endogámico, falso. El poder es para
transformar la sociedad hacia el ideal que uno tiene. Y ese ideal ha
de ser vehiculizado por una estructura organizativa clara, y que
funcione. Y ese ideal ha de estar claro. Para que el mensaje se pueda
trasladar de manera concreta en todos y cada uno de los medios que
estén en disposición de la organización y de la comunidad.
Diversificar el medio, pero no el mensaje. Y para eso hay que conocer
la realidad social de la comunidad, para que todo lo demás se
adapte, a esa realidad, para que, efectivamente, esas organizaciones
del tercer espacio sean el tercer espacio estructurado y en
funcionamiento. El tercer espacio en marcha. La comunidad en marcha.
Hacer
frente a los retos del futuro, en el ámbito institucional, se
comienza en la articulación de las organizaciones del tercer
espacio. Aunque sea mucho más sencillo predicar que dar trigo, ha de
poder dar ejemplo de lo que se quiere implantar en la propia forma de
funcionar, tanto organizativa como comunicacional, en la tarea de
ejercer el liderazgo de la comunidad.
Además,
lo sectorial es fundamental. El liderazgo ha de ser integral, y,
parafraseando a Marx, nada es ajeno al tercer espacio. El dijo “Nihil
humania alienam puto”, nada humano me es ajeno. Y tiene razón.
Nada debe ser ajeno a ser tema de trabajo por parte del liderazgo de
la comunidad. Entendido como la buena función de organización y
comunicación. Bien pensada, claro, sin andar a salto de mata,
creando parches, esto es, bien planteada y de futuro. Defensa y
promoción de derechos humanos, individuales y comunitarios. La
comunidad, a la que el tercer espacio responde, ha de poder avanzar,
pensando más allá de periodos micro, y avanzar en el macro, con
proyectos y modelos organizativos pensados, no en la próxima
legislatura, sino en la próxima generación. Y tampoco en la última
legislatura, sino en las últimas generaciones. La comunidad no es el
liderazgo de hoy ni un programa electoral. Tener esto claro ayuda a
colectivizar el liderazgo, pues la responsabilidad es del colectivo,
de la comunidad, por más que se visualice sólo a una persona.
No hay comentarios:
Publicar un comentario