Un rasgo fundamental que
ha caractertizado y vertebrado toda sociedad humana, desde la las
humilde hasta la más poblada, sea cual fuere la latitud de su
establecimiento, e independientemente de las características y
evolución o trayectoria que la hayan ido estructurando a lo largo de
su historia es la búsqueda de una forma de gobierno, por llamarlo de
alguna manera, que de forma a la relación entre individuos. A día
de hoy hay que reconocer el equilibrio entre dos realidades
innegables, como son los derechos individuales y los derechos
colectivos. De un lado estaban los que creían que sólo se debía
atender al individuo, y de ahí surge el camino hacia el
totalitarismo liberal; y de otro en que sólo existe la comunidad, y
de ahí surge otro camino hacia el totalitarismo comunitarista. Hay
ejemplos dantescos tanto para lo uno como para lo otro. El elemento
central es saber combinar ambos planos. Y sobre esa base, construir
una forma de encauzar esas aspiraciones de manera organizada, como
ejemplo de esa entidad de la que forma parte.