En el año de gracia de
2012 de nuestra era nos tocan, por proximidad geográfica y por
“desinteresada” implicación “voluntaria” de vascas y vascos
de ayer y anteayer en hechos de la magnitud de la PePa de 1812, la
Conquista, a sangre y fuego, del Reino de Navarra en 1512 y la
Batalla de las Navas de Tolosa, contra el “infiel” musulmán, en
1212. Tres aniversarios, y en todos ellos pasa lo mismo que en la
canción de Gorka Knorr, que referencia a los muertos vascos en la
guerra mundial del 14 del otro lado de la impuesta muga, y que ya
“denunciara” el maestro Ravel, diciendo aquello de que los vascos
teníamos dos patrias... algo a lo que sin duda se contrapone con
“Euskadi es la patria de los vascos” de Sabino.
Primero habría, tal vez,
recordar al árbol malato. Ya se, se nos puede acusar de amantes de
los árboles. Y alguno ha acusado al euskera de no tener palabras
para designar al árbol, también se puede decir que el euskera viene
de una etapa tan antigua que se denominaba como a la fruta que
aparecía “mágicamente” al lado. Ejemplo: Sagarrondo. Aquí, una
manzana, y al lado, el manzano, aunque en realidad esté primero el
árbol y luego el fruto. Quizás por eso la premio nobel de la paz de
2004, Wangari Muta Maathai, que venía con su dossier para promover
la reforestación acabó por pensar que aquí no podría enseñar
nada, sino más bien aprender. Y a lo que iba. Ese árbol marcaba el
límite por el que nuestros muchachos debían defender la patria
vasca. Más allá debían de ir con paga y de manera voluntaria. Los
que quisieran y aceptaran, libremente, esa era la condición.
La llamada reconquista
española, se basa en mitos, luego reconocidos como tal, como la
fantasiosa Batalla de Covadonga de 722, entre otras cosas, por la
enormidad de gente que dicen que participó, y que la verdad, no cabe
en aquél escenario, pero bueno, aparte de eso, y de que en el año
711, cuando el General en jefe del Rey Visigodo tuvo un affaire con
la esposa del Rey, por lo que terminaron enfrentados y en una guerra
civil. El General pidió ayuda del otro lado del estrecho. Y la
obtuvo. Por cierto, los Visigodos seguían en la “guerra del
norte”, contra los vascones … lo de “domuit vasconum”,
dominador de los vascones, se lo pasaban de generación en
generación, sin ser verdad nunca. Los bagaudes, dice Jon Nikolas,
son buen testimonio de ello. Y, además, herejías como el arrianismo
y otras, daban, por otro lado, un sustrato cultural que permitió la
presencia del “islam” durante 8 siglos casi. Es la parte que no
se cuenta. Que fué una aventura de conquista, no de fé.
En el año de 1212 se
produjo la que ha pasado a la historia como la batalla de las Navas
de Tolosa. Y es buen ejemplo de hijos de la patria muertos en tierras
extrañas para potencias extrañas por causas inconfesables, como
bien sabía el entonces rey de Castilla. Y es que con artimañas y
engaños llevó a su familiar, el rey Navarro, pues, como se sabe,
Castilla es una escisión por el oriente del Reino pirenaico, como lo
es Aragón por el occidente. El año 1200 es bien recordado por ese
sitio de 9 meses a la ciudad de Vitoria-Gasteiz, cuando el rey
Navarro está precisamente en el Norte de África tratando de
negociar la paz. Porque, por ejemplo, los Banu Qasi son familia de
Eneko Aritza, primer Rey Navarro, y, por tanto, había relación de
sangre con “el infiel”. Pues bien, antes se había producido el
Laudo Arbitral de Londres, y todo aquello saltó por la parte
castellana que incumplió su parte. Entonces también. Buscaban ya
recortar terreno, no ya al “infiel”, sino a todo el mundo, fuera
cristiano, musulmán o judío. El entonces señor de bizkaia fue para
pagar los favores a su causa, en tanto que las tenencias navarras
eran de por vida, si bien no eran hereditarias, y cuando el rey de
Castilla ofreció la heredabilidad del título los Haro cambiaron de
bando, aunque les costó llevarse el territorio consigo.
El resultado de la
batalla es realmente insignificante. Victoria “cristiana”,
apertura de la vía hacia Andalucía, la actual. Y nacimiento del
mito de Miramamolín y las cadenas. Probablemente para tapar otras
realidades del propio escudo de Navarra y su historia como tal, o
fabricada para justificar lo que vendría más adelante, la
culminación de la conquista del reino pirenaico.
Maquiavello publica su
“Principe” en 1513, la guía famosa, que dicen, basa su relato
sobre uno en concreto: Fernando II de Aragón (y V de Castilla), y en
base al hecho de la Conquista a sangre y fuego del Reino de Navarra.
Al menos en la estribación sur de los pirineos, pues siguió
subsistiendo al otro lado. Desde ahí se produjeron los intentos de
liberar el Reino, en 1513, 1516 y 1521, demostrando que no fué un
proceso ni mucho menos voluntario, y mucho menos pacífico. Y la
derrota en Amaiur en 1522 fue el punto final a la opción de
recuperar para el Reino la parte que era libre hasta entonces de lo
que hoy conocemos como Hegoalde. Y es en este contexto en el que hay
que situar que, sobre todo, y teniendo al otro lado de los pirineos,
no sólo a franceses, sino también a ingleses, pues se daba un
escenario de contienda europea, intentara el de Sos del Rey Católico
(muy cerca de la actual frontera navarra), mezclar a los
anteriormente navarro-occidentales, los de araba, bizkaia y gipuzkoa
en la misma. De ahí es el choque entre Francis Xabier y Ignazio de
Loyola. Francisco
de Jasso Azpilcueta Atondo y Aznares de Javier,
nacido navarro de ciudadanía en 1506, tiene a
familiares directos que mueren en la defensa de su patria. Enfrente
sitúan a vascos contra vascos, navarros contra navarros, a miembros
de una misma familia enfrentados. Y de manera forzada, pues como se
ha demostrado recientemente la presión fue brutal para lograr
partidas militares, sobre todo en Bizkaia y en Gipuzkoa. Y exponente
de eso fue Ignazio de Loyola, con quien, no obstante, fundó la
Compañía de Jesus. Y de no haber muerto en oriente, hablando su
lengua natal: el euskera, probablemente se hubiera convertido en el
sucesor de Ignazio, en General de los jesuitas. Ambos fueron
canonizados en 1622.
Es de evidente
racionalidad que si el 15 de agosto de 778 los hermanos “gipuzkoanos”
ayudaron a los “vascones” a vencer a Carlomagno y a su
lugarteniente Roldan en Orreaga, y en la Gamazada en 1894 los
“hermanos alaveses, vizcaínos y guipuzcoanos” estuvieron a
arrimar el hombro con las y los navarros, de corazón, en 1512 les
debió ser muy costosos morir por una patria que no era la suya
contra una que sí lo había sido, y no hacía demasiado desde
entonces, pues, como en los reflujos de las mareas, siempre hubo
avances y retrocesos de la muga. Que se lo digan a los de Durango,
que de motu propio la movieron alguna vez, pues ellos querían seguir
siendo navarros. Por cierto. No hay que olvidar, aunque no venga con
fecha de aniversario perfecta, que Gipuzkoa quiso ser francesa. Pero
no por serlo, sino porque le ofrecieron , en el marco de la Guerra de
la Convención, o del Rosellón, dicen los españoles, en 1793-95. Y
como Gipuzkoa había pasado al bando francés, en la Paz de Basilea
fue intercambiada por la hoy República Dominicana. Un intercambio de
mercancia, tanto les daba lo uno que lo otro. Ah, y es que, de no
haber terminado la guerra, sus hermanos vascongados de las hoy Araba,
Bizkaia y Nafarroa habrían seguido el ejemplo de Gipuzkoa. En este
contexto luego tendrá “sentido” lo de “Nueva Fenicia” del
labortano Dominique
Joseph Garat.
En la PePa, uno de sus
artículos era precisamente el del deber de “todos los españoles”
con la contribución militar a su defensa. Por supuesto, ni que
decir, que era uno de sus preceptos antiforales. Y que lo que había
estado protegido por el “Derecho de Sobrecarta” o el “Pase
Foral”, pasaba a ser directamente laminado por una constitución
decididamente antiforal (y antiespañola además, dicen los
carlistas, quienes por otra parte, llevaron a muchos vascos a morir
en una causa que, en el fondo, no era la suya, en otra guerra civil,
otra más, “impuesta” a vascas y vascos).
Todo esto es historia,
junto a otros elementos, otros relatos, otras composiciones, otras
realidades, que juntos conforman ese fresco llamado memoria, memoria
de pueblo, memoria de nación, memoria de patria. Recordarlo quiere
servir para reconocer aquellos caídos, bien por la existencia de un
estado limitado y débil, o bien por su posterior inexistencia, más
en épocas actuales. Pues cuando todo lo demás falló, llegó la
hora no de que las y los vascos fueran con tal o cual para lograr sus
fines. Llegó la hora de hacerlo por ellas y ellos mismos. Y ahí
llego Sabino a comenzar ese camino. A día de hoy ya no hay mili que
hacer, por lo que puede decirse que, en cierto sentido, el árbol
malato ha sido restaurado... sólo falta un Estado al que le dé
cobertura. Uno propio, viable, y en el marco europeo. Porque Sabino
tenía razón: Euzkadi es la única patria de los vascos.
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