Euzkadi, la patria de
vascas y vascos, vive, no es para menos, tiempos convulsos. Convulsos
en lo económico, sobre todo, con la denominada crisis económica.
Convulsos en lo Social, derivado de lo anteriormente citado, de la
crisis, pero con más ingredientes, derivados de una paz a la que
debemos aspirar, pero que, por lo que se ve, todavía no hemos
asumido en su plenitud, y que algunos, en su inconsciente, se niegan
a aceptar. Convulsos también en lo Político, derivado de que no
existe una normalidad institucional en el país, ya se mire al
Parlamento como al Gobierno, pues la representación ha sido
cercenada para crear mayorías artificiales. Ante esto lo fácil es
mirar el escenario como nos gustaría que fuese y declarar a quien
señalar como culpable, para que sea lapidado en la vía pública.
Pues bien, es hora de dar por terminada esa etapa y el cuarto de hora
de todos esos impresentables ha llegado a su fin. Necesitamos a
personas capaces para los problemas serios que ha de afrontar el
país, reorientar todos los instrumentos de autogobierno en su
solución, y para eso sólo hay una opción viable: EAJ / PNV.
Las políticas serias
requieren de marcos serios y de ordenamientos referidos más a la
seguridad jurídica y financiera y a una estabilidad necesaria con
respecto a la economía, y esto es lo que ofrece, sin duda, el
sistema del concierto, y el del convenio, con la forma de administrar
los dineros en los 4 territorios forales de las dos comunidades
forales de hegoalde, la Comunidad Foral de Euskadi por un lado y la
Comunidad Foral de Navarra por el otro. Pero, una vez establecida la
reforma constitucional en el estado (por dictado de Merkozy), de
“responsabilidad” frente al déficit, y su desarrollo en la ley
de estabilidad presupuestaria … era necesario salvaguardar el
modelo aparte que supone el concierto, como hacienda aparte de la
general del estado, con sus mecanismos. Porque el tratamiento no
puede ser igual para todos a lo que evidentemente no es igual. Y ha
tenido que ser el grupo vasco, aún en estas circunstancias de
mayoría absoluta del PP, el que haya acometido esa labor, no en
defensa del pepero De Andrés, ni del bildutarra Garitano, ni del
jeltzale Bilbao, sino de la institución foral, de la estructura que
rige nuestros destinos económicos, y que nos salvaguarda, protege e
impulsa en una dirección diferente del que imprimen en el estado las
erróneas políticas del PP y del PSOE.
Como podemos apreciar el
instrumento en si es positivo, pues permite elaborar políticas
propias, sin el estandar uniformizador para todos los territorios
bajo un mando centralizado, lo cual lleva al desequilibrio, pues lo
que es bueno para uno, es perjudicial para otro. Es como una familia
con varios hijos, y que uno tuviera la gripe, otro pulmonía, a otro
no le pasara nada, y al cuarto, con perdón, tuviera un cáncer de
cólon. Y la receta del doctor fuera un Ibuprofeno para cada uno de
los cuatro. Pues no. Y esto es lo mismo. El instrumento, sea el que
sea, en este caso, el sistema del concierto, como elemento
vertebrador de las políticas públicas, ha de estar al servicio de
una estrategia y de una táctica con visión de país, que responda a
una voluntad de avanzar en el autogobierno, un autogobierno útil, al
servicio de las personas, de los proyectos, grandes y pequeños, del
progreso global de la sociedad ante la que responde. Esa es la
necesaria voluntad de todo político que se precie y de lo que hemos
carecido en este país, debido a un desbarajuste que dicen denominar
Gobierno y que, por no tener, no tiene ni programa de gobierno, y que
como bien dijo Txusito: hemos llegado hasta aquí, es momento de
gobernar, como sea, con quien sea, pero alcanzar Ajuria Enea, aunque
sea entrar pisando calaveras. Metafóricamente hablando, claro.
En los 3 años de vida
del señor López en Ajuria Enea se acumulan los casos de nepotismo
en los nombramientos, de derivadas como la Trama Bengoa, el caso del
cuñado de López, o la “mera” gestión de departamentos como
Interior, con la Ertzaintza, en Sanidad, con Osakidetza, en Educación
… y tantos, en los que hacerlo peor es imposible. La conflictividad
laboral y social ha llegado a puntos insostenibles en cualquier
sociedad, y menos en la vasca, en donde la gestión de los servicios
públicos ha sido modélica, y ha sido referencial en lugares fuera
de nuestro país, entre otras cosas, con la medición externa en
índices como el de Desarrollo Humano, por la ONU.
Nuestro reto, pues, es,
además de dotar de normalidad a las instituciones que aún adolecen
de ella, tras la normalidad en ayuntamientos, mancomunidades e
instituciones forales, hacerlo en el Parlamento y en el Gobierno.
Devolver confianza a la confianza de la ciudadanía, respuestas ante
las necesarias promesas, y realidades a las aspiraciones. Devolver la
credibilidad perdida a unas instituciones que marcan nuestro ser,
nuestra institucionalidad, nuestra realidad nacional constituída en
órganos de gobierno de la comunidad a la que aspiramos a
representar, porque creemos en ella, creemos en su futuro, y así se
ha ido demostrando a lo largo de la historia, en episodios como la
Diputación de Bizkaia en 1917, el Gobierno Vasco de la República y
del exilio, y los 30 años que van entre 1979 y 2009, que
transformaron Euskadi de una manera sustancial y positiva en muchos
ámbitos, ya fueran sectoriales como territoriales. Pero no es el
momento de mirar al pasado, sino hacia el futuro, con retos nuevos,
propuestas nuevas y proyectos nuevos, con ilusión y compromiso
renovados, en la fe de que todo se puede hacer y que nada es un
imposible si se pone voluntad y el empeño de equipos de trabajo
preñados, no sólo de buena voluntad, sino de horas para trasladarla
en datos y cifras, en imágenes que toda la sociedad pueda
visualizar, palpar y transitar.
Se podrá decir: bueno,
todo eso está muy bien, pero eso cualquiera lo puede hacer, porque
todos son iguales. Pues no. Porque basta profundizar cada uno en su
ámbito de gestión para comprobar cual es el compromiso real que
cada cual adquiere, más allá de la retórica mitinera. Porque como
suele repetir Jose Luis Bilbao una y otra vez, la política ha de ir
mucho más allá de la rueda de prensa del día siguiente y de la
foto del periódico. Ya se que, como también se dijo en un encuentro
reciente de blogers jeltzale, que en este país hemos tenido al mejor
fabricante mundial, digamos por ejemplo, de tornillos. Y nadie lo
sabía. ¿Porqué? Pues porque son tan buenos, que ya me lo
reconocerán, ¿no? Pues no, quien no llora no mama, dice el refrán.
Y para que la gente te conozca te has de dar a conocer, presentarte,
y saber explicar las realidades como son, porque los demás, aunque
tengan el peor tornillo del mundo, van a pretender hacer ver que es
mucho mejor que el tuyo. Y la política, también, es percepción.
En resumidas cuentas, y
pasado casi un año de gestión en las diputaciones forales, y 3 ya
en el Gobierno Vasco se puede hacer un diagnóstico claro, y es que
la norma de los demás suele ser la de dejar gobernar a los técnicos,
a los funcionarios, dejar navegar la nave institucional, en una
especie de coma inducido, o bien cometer las ocurrencias que se les
va pasando por la mente a cada paso que dan, con la consiguiente
confusión en la ciudadanía, la pérdida indudable de oportunidades,
sobre todo en base a proyectos estratégicos venidos de otras
legislaturas y de otros equipos de gobierno, y, como colofón a la
incapacidad, tratar de colgarle el mochuelo al territorio vecino,
para tratar de tapar su incapacidad de gestión, buscando que antes
de que se revele tal cosa, se produzca una lucha fratricida entre
territorios hermanos, sabiendo como saben que muy por encima del
partidismo, al JEL, le importa mucho más Euzkadi, el bien del país.
Pero no, hay cosas que no deben colar y no colarán, porque en este
caso, como en otros, pero en este momento histórico, lo más
importante es afirmar que la sociedad vasca es totalmente madura para
tomar decisiones y para asumir las realidades derivadas de tales
decisiones. Lo votado en libertad y entre todas las opciones es lo
válido. Y cada cual apechugue con sus decisiones. Es lo justo y
democrático.
En el caso de Euzkadi,
dadas las circunstancias, y el contexto, tanto interno como externo,
ni está para experimientos con gaseosa ni para poner sus
instrumentos de autogobierno en otras claves que no sean las del
desarrollo de políticas de ámbito nacional vasco que nos saquen de
la crisis, nos pongan en velocidad de crucero hacia el progreso y
avancemos en la defensa de un modelo vasco, sustentado en la justicia
social, en las personas con cara y ojos que dijera el Lehendakari
Ibarretxe, sin dejar a nadie atrás, siendo conscientes de todo el
potencial humano que nos proporciona nuestro país, y usándolo para
nuestro bien colectivo. Y ante eso sólo hay una opción: Euzko
Alderdi Jeltzalea, Partido Nacionalista Vasco. La única opción
nítidamente abertzale comprometida con el futuro nacional de este
país nuestro llamado Euzkadi, la patria de vascas y vascos.
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