“La autonomía es algo
que esta por encima de lo que nosotros podemos pactar, porque es un
derecho anterior a las leyes, es un derecho que nace de los cuerpos
vivos, que los nacionalistas llaman nación y los regionalistas
región”, dijo un representante del tercer espacio, haciéndose
referencia a que los derechos históricos son anteriores a las
constituciones.
En general, las
comunidades humanas, más si cabe aquellas que el tiempo ha permitido
que se consoliden, han adquirido una serie de características
propias que las identifican y las hacen relevantes, las hacen
propias, y las diferencian del resto de comunidades humanas. Hay una
tendencia en la historia a hacer un relato corto de miras, es decir,
basado en una generación. O menos, últimamente se habla de 30, 25,
10, 5 años … más si cabe en situaciones en las que la democracia,
o el sistema político que sea, es algo comparativamente más
reciente o breve que el resto de la historia en la que se piensa, se
aluda o no explicitamente a este último aspecto. O se tiene la manía
de visualizar la historia desde un punto de vista lineal ascendente.
Hay que romper con lo uno y con lo otro. Ni la historia empieza con
nosotros ni el mejor momento de la comunidad es el de hoy. Porque,
como en otro ámbitos, hay avances y retrocesos, mejoras y
empeoramientos, y las realidades cambiantes y las vicisitudes hacen
que el presente se parezca más a un diente de sierra. Es cuestión
de la generación actual luchar porque el índice vaya hacia arriba.
De por sí no lo va a hacer.
Tampoco es cierto que el
origen de las comunidades sea ni la revolución francesa de 1789 ni
el Tratado de Westfallia de 1648... ni que las comunidades
oficialmente reconocidas por instancias internacionales sean las que
existan, y el resto no, pues la historia, una vez superados
prejuicios y lugares comunes, enseña que existen comunidades que en
algunos momentos han quedado invisibilizadas, bien sea por la razón
que sea. Como la comunidad griega, que recuperaron el control de su
comunidad en 1830. Y, por supuesto, existen, como se han citado,
elementos que distinguen las comunidades. Lengua, Cultura, Deporte,
Instituciones, Gastronomía, Entorno Geográfico, Economía o el
propio Proceso Histórico son unas de las claves que permiten
contrastar la existencia de una comunidad consolidada, sea reconocida
por otros o no. El Tercer Espació, como representación de la
comunidad que sea, ha de mimetizar, asumir, hacerse partícipe, e
incorporar a su definición y actuar todas y cada una de las
características que conforman la comunidad, sin renunciar a ninguna
de ellas, y sin vergüenza por el que dirán, porque ese Tercer
Espacio y esa comunidad han de resultar, por así decirlo, sinónimos
en términos enciclopédicos.
Las lenguas son
evoluciones, como las propias comunidades. Algunas son del tipo
aglutinante, es decir, agrupaciones de cosas que tienen un
significado por separado, y que en conjunto tienen uno nuevo. Las hay
de otro tipo, y las hay de carácter mixto. Y, por supuesto, reciben
influencias de otras lenguas, bien invasoras, de paso, que cohabitan
en el mismo territorio (en antiguo, podía pasar que el pueblo
hablara una lengua, pero la élite política y militar hablara otra,
la oficial, la que se registraba), u otras opciones. La verdad es que
para conocer el pasado de una lengua en un territorio y en relación
a una comunidad, es imperativo dejar los juicios de valor a un lado,
y ser capaces de investigar las realidades pasadas sin complejos, sin
previamente capar la investigación, por ejemplo, dejando fuera lo
que uno seguro no se va a encontrar. Porque si da la casualidad que
uno encuentra algo que no debería estar allí, según la verdad
oficialmente aceptada, sería como ver un Boeing 747 en una
excavación egipcia... clasificándolo como elemento ornamental. Es
una exageración, pero en lingüística cosas así han pasado, y
seguirán pasando mientras nos neguemos a aceptar las posibilidades
de las realidad complejas que componen el pasado de una comunidad.
El Deporte muchas veces
viene derivado de las propias actividades derivadas de la búsqueda
del sustento de la propia comunidad. Son los que se suelen denominar
como deportes rurales, en su mayor parte. De ahí que cada comunidad
haya derivado en potenciar unos juegos y desconocer otros, pues no ha
sido su campo de actividad, o el terreno de juego, por así decirlo,
no era parte del paisaje en el que se movía la comunidad. Refleja la
forma de relacionarse con el medio, sobre todo en el ocio, pues
refleja, como se ha dicho, lo que se hacía en el no-ocio, es decir,
el negocio. Aquí cabe señalar que muchas veces, en el pasado,
deportes similares reflejan nexos de unión pasados entre
comunidades, hoy olvidados, tal vez por intereses ajenos a la
comunidad, a la espera de que este reflejo se complemente con el
aspecto o los aspectos centrales de colaboración y cooperación
entre comunidades. Como siempre, con altura de miras, y sin
complejos.
La propia
institucionalidad pasada es reflejo de una comunidad que busca su
estructura, su forma de organizarse y crear una jerarquía de mando,
en tanto que dirigir ordenadamente sus pasos. Por supuesto, esto es
derivado de una evolución de necesidades. Es conocido que en el
final de la edad media y principios de la edad moderna había tres
tipos de sociedades en la Europa Occidental. Las basadas en las artes
y el comercio. Las basadas en las armas y la guerra. Y un mix. En
este caso fueron estas últimas las que salieron triunfantes. Pero a
efectos de institucionalidad, dado que ninguna de las comunidades de
los tres ámbitos ha desaparecido realmente, cabe conocerlas para
verificar su posterior desarrollo y evolución. De aquí se derivan
los derechos históricos a los que se refería la frase inicial, y
que, debido a sus características, son, evidentemente, previos a las
constituciones actualmente vigentes. De parte de comunidades vivas
que han evolucionado en su institucionalidad, e, incluso, en los ejes
sobre los que ha basculado la propia institucionalización de dicha
comunidad, pudiendo haber variado de múltiples maneras a lo largo de
la historia, en forma de ser parte de una comunidad mayor, estar
disgregada en partes junto a comunidades limítrofes, o ser
conquistadas y gobernadas temporalmente por un tercero. Según el
momento histórico. Pero siempre como el junco chino: la comunidad es
flexible, y se dobla, pero sin llegar a romperse.
La Gastronomía es
reflejo de la propia evolución de la comunidad. Suele decirse, en
tono jocoso, que las comunidades católicas tienen más evolucionada
su gastronomía que las comunidades protestantes. Esto sería porque
una religión que requiere de celebraciones públicas en cada etapa
de la vida, la propia realidad de la sociedad, en la necesidad de
innovar y de distinguirse de los demás, como sucede en todos los
órdenes de la vida (también a las comunidades), ha hecho de esa
necesidad una virtud, permitiendo un abanico más amplio y variado
que en donde la religión es más íntima, no hay santos que venerar,
las celebraciones son más familiares, y el contacto con el dios
propio no requiere necesariamente de un intermediario. Claro que de
esto hay excepciones, y circunstancias que mediatizan esto, como son
hambrunas, migraciones masivas... etc. Pero es un hecho que refleja
marcos en los que se mueve la comunidad y que se cuela por rendijas
insospechadas, dado que las realidades complejas que conforman la
comunidad son el resultado del lento poso en el cruce de los
ingredientes que van a parar a la olla, perdón, a un territorio
determinado. Justo como la Gastronomía.
Ciertamente en territorio
determinado es importante, porque delimita, a veces, la comunidad.
Puede situarse entre dos ríos, o entre montañas, o a los dos lados
de una cadena montañosa, o acomodarse en el entorno de un accidente
geográfico, como pueda ser un río, una península, una isla (o un
archipiélago, generalmente en un agregado de comunidades más o
menos próximas), entre otras posibilidades. Suele decirse que
aquellos que viven en un entorno llano se difieren de aquellos que
viven en un entorno montañoso, por ejemplo, en tanto que la
comunidad relacionada más con el primer caso habría evolucionado
con unos criterios más ligados a ese entorno, y habrían tenido, por
otro lado, otras preocupaciones o inquietudes. Dicen que no es lo
mismo un pueblo ligado a la mar que aquel que tiene a muchas leguas
el mar. El entorno geográfico en el que se asienta la comunidad
marca, de manera histórica su relación simbiótica, de intercambio,
de aprovechamiento, de búsqueda de las propias necesidades y
satisfacciones. Y esto se liga con la Economía, puesto que las
posibilidades que da el terreno en el que se asienta la comunidad es
la que posibilita la existencia de ganadería o no, de un tipo o de
otro, igual con la agricultura o la pesca. Posteriormente (y
previamente también), también, determina si hay posibilidad de
minería o no, y de que clase. Y, aparte de otras derivadas
históricas, puede favorecer o no la necesidad migratoria.
El proceso histórico que
vive cada comunidad es indisoluble de la propia comunidad. Es el
agregado de sus vivencias, de sus realidades, de sus aspiraciones,
des sus anhelos, de lo que fue planeado, de lo que si fue posible
alcanzar, de los fracasos sonados, a veces escritos por quienes
hicieron que ese esfuerzo fracasara, y los legados para las
generaciones futuras por los que merece la pena luchar. Su expresión
suele denominarse cultura: escultura, pintura, literatura,
arquitectura, música … posteriormente el cine o el comic, por
ejemplo. Todo ello refleja la parte de la comunidad, no
necesariamente ligada a la economía productiva, a lo largo de la
história. Claro que no hay que ser ingenuo, y ligar estos análisis,
a la hora de conocer y reconocer la evolución de la historia de la
propia comunidad junto con la realidad compleja, pero a la hora de
reconocer e identificar la comunidad como lo que es, y decir que esa
comunidad es un ente autónomo, propio, con vínculos y
características determinadas, y, sobre todo, voluntad de futuro, es
a lo señalado (y mucho más) a lo que hay que hacer referencia. Sin
renunciar a que alguno que otro de los elementos puedan ser
similares, o incluso compartidos con comunidades próximas. Y basar
todo, en la actualidad en la voluntad democrática, en la solidaridad
de todas las comunidades (que basen dicha solidaridad en el respeto y
el reconocimiento mutuo), porque el pasado, el prólogo, nos sitúa
en el día de hoy. Pero el mañana hay que hacerlo posible hoy. Entre
todas y todos los miembros de la comunidad. Y, como se ha señalado,
el Tercer Espacio, es el espació que debe canalizar, sin menosprecio
a los demás, pero desde el convencimiento de, al igual que las y los
miembros de la comunidad no tienen otra, que esa es la que les es
propia, el Tercer Espacio debe interiorizar que aquello que no lidere
difícilmente lo va a liderar otro. Más bien imposible la mayoría
de las veces.
El resumen, en este caso,
es absolutamente abierto. Como en la conclusión de “Regreso al
futuro”, dicho futuro no está escrito, se puede cambiar. Y es un
futuro que, si no se nos escapa, puede ser nuestro, escrito por la
Comunidad y por el Tercer Espacio, en un esfuerzo colectivo por hacer
un relato de futuro, democrático, participativo, participante y
abierto, inclusivo... pero desde la realidad, el reconocimiento a uno
mismo, huyendo de ideas prefijadas o el negacionismo. Desde la propia
Comunidad. Porque dicha comunidad, también, es humanidad. Comunidad
es Humanidad.
La Regencia de Nabarra. Naparrako Erregeordetza.
ResponderEliminar"Para su conocimiento y el de toda la ciudadanía, desde el día 3 de marzo de 2010, la Casa Real de Nabarra ejerce como tal, toda la Comunidad Europea es conocedora, como así nos lo demuestran los escritos recibidos del Consejo Europeo y Consejo de Europa, expresando quedar enterados de la Proclama del 3 de marzo de 2010. Tan sólo se está a la espera de la Resolución de Naciones Unidas (New York) a nuestra demanda interpuesta en el año 2006."
"el milenario Reino Pirenaico y sus consabidos Derechos Históricos, cuya titular fue y es la Corona nabarra, puesto que ninguna República legítima o títere tienen en su haber los mencionados Derechos Históricos. Su utilización por entidades políticas ajenas a las instituciones monárquicas es una aberración y un fraude a la ciudadania, como así lo contempla el nuevo y el viejo Ordenamiento Jurídico, su utilización es hacer el ridículo, como actualmente lo hace la Constitución cívico-militar española. Donando los Derechos Históricos de Nabarra a sus políticos colaboracionistas de turno, los que aceptan el juego e imposición, como lo son sin duda los gobiernos títeres de la Navarra Foral y española y el de Euskadi, cuya única denominación a dar...., por parte de la Corona Nabarra; es traición."
"ante los cantos de sirena de los políticos “constitucionalistas” que lejos de toda verdad, obviando nuestra identidad obtan y aceptan las Normas de los ocupantes, poniendose en la práctica a servir a dos Estados (?) o bien se sirve a España o al Estado de Nabarra, a dos es un fraude tanto a uno como al otro"
Blas de Beaumont Regente de Nabarra.
Foro de la Regencia de Nabarra. Naparrako Erregeordetzaren Foruma